Una pregunta básica pero muy difícil de contestar, que aparece continuamente cada vez que iniciamos una investigación, es qué es lo que nos compete como investigadores y sobre todo cuáles deberían ser los rasgos generales que caractericen a nuestra indagación como una investigación filosófica. La advertencia sobre la dificultad de contestarla toma en cuenta la diversidad metodológica que muchos investigadores en filosofía asumen desde ópticas y justificaciones diferentes, como las tradiciones de investigación a las que pertenecen, los problemas filosóficos a investigar, los mismos filósofos a estudiar, ni qué decir de la historicidad relativa tanto al problema investigado como a la época en que vivieron los filósofos y redactaron sus obras. Todo este universo indicado muy brevemente nos señala ya una posible ruta de respuesta: cada investigador perfila un método según su propia búsqueda, y de acuerdo a los resultados que espera alcanzar. Lo que quiero decir es que no existe una obediencia tal a un método en particular que, obligados supuestamente a su estricto cumplimiento, nos impida descubrir cualesquiera otras posibilidades en otros métodos. Esto significa que, aunque comprometidos con una metodología según nuestro abordaje y la problemática en ciernes, nos es lícito apostar por una especie de pluralismo metodológico en que sepamos elegir qué aspectos formales de métodos distintos nos resultarán mejores para nuestros fines.
Fue bajo esta presunción que empecé a indagar, en mi búsqueda bibliográfica por autores locales, por publicaciones realizadas en la Universidad de San Marcos que tuvieran un relativo interés por la obra de Ludwig Wittgenstein. Pero no pretendía sino revisar alguno que otro artículo con el fin de agregar notas a mi ensayo original sobre el concepto de mundo en el Tractatus cuando descubrí que aquella búsqueda complementaria por los artículos publicados sobre Wittgenstein en San Marcos debía cobrar mayor protagonismo. Fue en ese momento, casi sin darme cuenta, que mis antiguas preguntas sobre cómo acercarme a tópicos de filosofía en el Perú cobraron sentido. Experimenté entonces que mi orientación metodológica hacia el análisis conceptual debía vincularse con la reflexión sobre la situación en que tales conceptos se desarrollaron, que la reconstrucción racional debía ir de la mano con el trasfondo compuesto por la tradición filosófica desde la cual uno realizaba sus investigaciones.
Desde luego, aunque concediera una mayor presencia a ese trasfondo desde el cual escribía, nunca pensé concentrarme en él de manera independiente. En parte, porque mi investigación consistía propiamente en una indagación que se concentraba en el análisis de algunos conceptos claves en la obra temprana de Wittgenstein, en parte porque partí del supuesto de que la elaboración de dicho trasfondo tomaría otras tareas no previstas y que podría con lo mismo distraerme de mi objetivo principal.
Sin embargo, han trascurrido aproximadamente cinco años desde que empecé a interesarme por la obra de Wittgenstein, indagando a la vez por los trabajos publicados sobre Wittgenstein en San Marcos. Mi investigación, desde entonces, ha ido cambiando de dirección, y fue en ese trayecto que cobró sentido. Al acercarme a las investigaciones publicadas por algunos profesores sanmarquinos, lo primero que noté fue que mi trabajo filosófico aparecía como el resultado del retorno de ideas y problemas desde los interlocutores de nuestra tradición filosófica. Pero lo más importante, que mi investigación se desarrollaba no como una indagación ensimismada de tópicos abstractos, sino en un interesante diálogo con nuestros maestros. Fue igualmente desde esa nueva óptica, que entendí cuáles podrían ser los alcances de mi investigación, y con quiénes verdaderamente estaba discutiendo.
Por cierto, todo esto que narro aquí no resulta ningún descubrimiento en general, pero sí de modo personal, que es, después de todo, el que más importa. Decidí entonces dirigir mi investigación hacia un punto medio en que se combinaban la preferencia de algunos rasgos de la analítica conceptual con el renovado interés por el estudio de las ideas filosóficas en San Marcos. Un rasgo que juega a favor de esta metodología es que evita lo que David Sobrevilla ha fraseado como “anatopismo bibliográfico”, el hecho de no mencionar los resultados de las investigaciones de algunos otros colegas locales en materia semejante a la que otros posteriormente se ven interesados (Cf. Sobrevilla 1996, p. 363). Este es un vicio intelectual que modela un estilo recurrente en que aparecen investigadores ensimismados que alucinan empezar desde la nada, filosofando retirados en su torre de marfil.
En San Marcos, una modalidad no poco frecuente desde la que se desarrolló la actividad filosófica estuvo comprometida con la recepción crítica de problemas y tradiciones de discusión heredados de la filosofía occidental. Particularmente en el Siglo XX, varias escuelas y corrientes filosóficas fueron discutidas creativamente por profesores sanmarquinos, como ocurrió con el bergsonismo enseñado por Deustua y continuado por Iberico en una etapa de juventud .
Pero la tradición filosófica que nos interesa rescatar corresponde al acercamiento y abordaje de algunos problemas y métodos de raigambre analítica heredados del pensamiento anglosajón que surgieron aproximadamente hacia los años sesenta principalmente por la obra de maestros sanmarquinos como Francisco Miró Quesada Cantuarias y Augusto Salazar Bondy (Cf. Sobrevilla 1996, p. 70). Las investigaciones del primero giraron sobre todo en torno a la lógica y los métodos lógicos, así como en una teoría de la razón ligada a una investigación metateórica (Cf. Miró Quesada C. 1963), mientras que el segundo, ya en su etapa de madurez intelectual, se dedicó a la evaluación de técnicas de análisis filosóficos más rigurosos y la aplicación de procedimientos analíticos en la definición conceptual de categorías éticas, políticas y antropológicas (Cf. Miró Quesada C. 1974, pp. 131-134) . El propio Salazar Bondy describe la tendencia analítica como uno de los rasgos del filosofar actual considerando
La cada vez más clara influencia del pensamiento riguroso y crítico, propicio a la difusión de los estudios de lógica, semiótica, epistemología y axiología analítica, en consonancia con el avance de la ciencia y la percepción de su inexcusable papel en el desarrollo, lo cual, coincidentemente permite un primer contacto serio y profundo con las principales corrientes del pensamiento científico y del filosofar angloamericano (Salazar Bondy 1985, p. 59).
Es desde tal perspectiva analítica que la presente investigación considera relevante un estudio del pensamiento filosófico de Ludwig Wittgenstein que permita a su vez una reconstrucción crítica de la asimilación del pensamiento wittgensteiniano en San Marcos a través de la lectura y discusión de algunas de las interpretaciones sostenidas. Dicha perspectiva de investigación permitiría contribuir con la historiografía de aquella tradición analítica que, como en el caso de las investigaciones que Salazar Bondy realizara en torno a la obra de Wittgenstein , constituirían una valiosa herramienta para evaluar parte de las discusiones filosóficas que entonces se desplegaron y que perfilaron el posterior desarrollo de algunas importantes investigaciones filosóficas en nuestra universidad .
Pero la razón más importante del presente enfoque es señalar la posibilidad de algún tipo de continuidad ocurrida en el propio estudio del filosofar wittgensteiniano, como un sentido novedoso de la propia analítica, especialmente a partir del estudio del Wittgenstein tardío. Mi sugerencia refiere a dos pensadores sanmarquinos que habrían modelado una “nueva analítica”, justamente a contrapelo de las asunciones recurrentes que definían la analítica bajo los términos de un positivismo reductivo, entendiéndola así como una posición filosófica contraria a la metafísica. Es bajo esta sospecha que sugiero una continuidad filosófica entre las contribuciones de los maestros Augusto Salazar Bondy y Juan Abugattás a propósito de sus lecturas sobre Wittgenstein, las mismas que ofrecieron una concepción particular del método analítico y del concepto de metafísica. De esa forma, la propuesta de nuestra indagación ha sido la de considerar los aportes de estos dos filósofos peruanos en la misma dirección de aquellos filósofos contemporáneos que abrazaron un interés por una analítica renovada, principalmente, porque se veían libres de ciertos prejuicios positivistas contra la metafísica .
La ruta de esta “nueva filosofía analítica” traza una continuidad entre Salazar Bondy y Abugattás con filósofos como Strawson y Tugendhat, quienes conciben una filosofía analítica que no teme en incluir a las preocupaciones metafísicas como parte de sus investigaciones y análisis, razón por la que comprenden una reformulación de la propia metafísica en contra de una metafísica tradicional . Pero además de estos rasgos, un aspecto que cuenta desde esta nueva perspectiva analítica en particular es que el curso de nuestras indagaciones filosóficas no debe apartarnos de los asuntos más relevantes para la vida humana, aquellos tópicos que, siguiendo a Wittgenstein, para Salazar Bondy tienen que ver con una metafísica ligada a los asuntos humanos comprometidos con la ética y el sentido del mundo, y que para Abugattás, desde ese trasfondo metafísico que opera en todo filosofar auténtico hasta la valoración de formas de vida alternativas, obedecen a una búsqueda personal de cómo conducirnos de acuerdo a una vida examinada.
Habiendo presentado cuál es el trasfondo y la motivación de la presente investigación, nos queda señalar a continuación algunos aspectos ligados a la problemática a discutir junto con los objetivos que se pretenden conseguir. Dicho de forma general, el problema que nos planteamos en esta investigación es aquel relativo a cómo el lenguaje puede dar cuenta del mundo en términos representacionales desde una teoría figurativa del significado. Con el ánimo de establecer una evaluación de las posibilidades de una teoría figurativa, una de nuestras principales preocupaciones es revisar el problema en perspectiva, por ello, nuestra propuesta es sugerir una comparación metodológica de dos modelos figurativos: el modelo figurativo que aparece en el dialógo platónico el Crátilo, y el modelo desarrollado en el Tractatus Logico Philosophicus (en adelante, Tractatus). El concepto o la presunción que será objeto de análisis es la idea que sostiene que el lenguaje pinta o figura los objetos o las relaciones de objetos del mundo. Este rasgo figurativo representacional del lenguaje permitirá establecer el vínculo entre dicho diálogo platónico y el Tractatus, sumando el aspecto que considera que hay formas (la forma de los nombres o la forma lógica) que permiten la correspondencia entre el lenguaje y el mundo desde sus elementos primitivos.
Otro aspecto que nos interesa desarrollar en la presente investigación consiste en sostener que la teoría figurativa del Tractatus responde a las críticas de Fritz Mauthner a la propia posibilidad del conocimiento del mundo a través del lenguaje. Dicho brevemente, el planteamiento de Mauthner recogido en sus Contribuciones a una crítica del lenguaje, sostiene la imposibilidad del conocimiento en función de la propia naturaleza del lenguaje. Entiende Mauthner que el lenguaje se reduce a metáforas, y que no constituye ningún medio válido para el conocimiento del mundo bajo una empresa científica. Lo que intentaremos demostrar es que Wittgenstein intenta refutar esta posición a través de la perspectiva de la forma general de la proposición desarrollada en el Tractatus. El abordaje puede ser revisado a partir del concepto de filosofía que conciben tanto Wittgenstein como Mauthner, y las diferentes consecuencias que asumen. Por esa razón, Wittgenstein, en el Tractatus, reivindica la posibilidad del conocimiento del mundo mediante un lenguaje figurativo.
Finalmente, la investigación pretende como discusión de fondo, someter a examen las interpretaciones del Tractatus desarrolladas por los dos filósofos peruanos que conformarían esta nueva analítica: Augusto Salazar Bondy y Juan Abugattás. La discusión con Salazar Bondy girará en torno a dos ensayos de su autoría que interpretan al Tractatus bajo una tendencia pro metafísica, que, sin embargo, no resuelven la tensión metafisica-antimetafísica sugerida por la obra. Contrariamente a Salazar Bondy, sostenemos en esta tesis que es posible defender una interpretación antimetafísica como una continuidad en la obra de Wittgenstein. Por otro lado, mi discusión con Abugattás girará a propósito de dos observaciones centrales a su interpretación de la teoría figurativa del Tractatus: demostrar que dicha teoría del significado no es, como pretende Abugattás, una mera teoría contemplativa, y que la teoría del significado de las Observaciones Filosóficas (Philosophische Bemerkungen), a diferencia de lo que sostiene Abugattás, aun mantiene intacta la perspectiva del Tractatus respecto de cómo el lenguaje puede permitirnos conocer el mundo. De ese modo, la teoría figurativa quedaría fuera del alcance de la crítica inmanente de la teoría del uso.
De manera esquemática, la presente investigación en torno a la teoría figurativa del Tractatus, pretende responder a las siguientes interrogantes
1. ¿Qué es una teoría figurativa?
2. ¿Para qué requerimos una teoría figurativa?
3. ¿Qué aspectos quedan fuera de una teoría figurativa?
4. ¿La teoría figurativa queda anulada por la teoría del uso?
Para responder a las mismas, la investigación se ha dividido en cuatro capítulos. En resumen, para responder a la pregunta 1, nuestro objetivo es explicar la teoría figurativa del Tractatus haciendo una comparación con la teoría figurativa del Crátilo platónico. La pregunta 2, es contestada explicando que la teoría figurativa del Tractatus se sostiene como una crítica al enfoque de Fritz Mauthner, quien negaba las posibilidades del conocimiento. La pregunta 3, intenta señalar que la teoría figurativa del Tractatus deja fuera todo lo relacionado con lo místico, o lo que solo puede mostrarse pero no decirse, y abre la discusión sobre la interpretación metafísica de la obra, por lo que intentaremos responderla discutiendo la salida ofrecida por Salazar Bondy. La última, la pregunta 4, sugiere que hay una oposición entre la teoría figurativa del Tractatus y la teoría del uso, por ello, discutiremos la interpretación de Abugattás, quien sugiere que la obra posterior de Wittgenstein abandona la empresa iniciada por el Tractatus, comprometida con el conocimiento a través de una teoría figurativa. Nuestro objetivo será discutir los alcances de dicha interpretación, buscando demostrar que la teoría figurativa del Tractatus queda fuera del alcance de la crítica planteada por Abugattás desde la teoría del uso.
La presente investigación tiene los siguientes objetivos:
1. Establecer las relaciones entre el Crátilo y el Tractatus a propósito de la teoría figurativa del significado, evaluando sus alcances y posibilidades.
2. Demostrar que la teoría figurativa del Tractatus se sostiene como una crítica a la posición de Fritz Mauthner sobre el lenguaje y el conocimiento del mundo.
3. Demostrar que la interpretación pro metafísica del Tractatus planteada por Augusto Salazar Bondy no resuelve la tensión metafísica-antimetafísica en dicha obra.
4. Demostrar que la teoría figurativa del Tractatus, a pesar de la interpretación de Juan Abugattás como una teoría contemplativa, queda fuera del alcance de la crítica inmanente de la teoría del uso.
Identifer | oai:union.ndltd.org:Cybertesis/oai:cybertesis.unmsm.edu.pe:cybertesis/3906 |
Date | January 2014 |
Creators | Revolledo Novoa, Alvaro Arturo |
Publisher | Universidad Nacional Mayor de San Marcos |
Source Sets | Universidad Nacional Mayor de San Marcos - SISBIB PERU |
Language | Spanish |
Detected Language | Spanish |
Type | info:eu-repo/semantics/masterThesis |
Source | Repositorio de Tesis - UNMSM, Universidad Nacional Mayor de San Marcos |
Rights | info:eu-repo/semantics/openAccess |
Page generated in 0.0049 seconds