Memoria para optar al título de Periodista / Valparaíso es más que coloridas casas colgando de los cerros. Mucho más. Valparaíso no remite a un mero sitio urbano-cultural-popular. No. Valparaíso trasciende a los centenarios ascensores y bellos trolleys que aún pasean por la ciudad. Valparaíso no sólo es la cuna de grandes artistas y fuente de inspiración para otros tantos.
Valparaíso es Patrimonio Mundial de la Humanidad (más bien su casco histórico lo es), es cierto. Tampoco puedo desmentir que su belleza sigue cautivando a miles de turistas cada año. Sería absurdo ignorar, además, que en Valparaíso subyace una singular adscripción identitaria de sus habitantes, ausente en otras ciudades.
Sí, lo reconozco. Todo eso es cierto. En efecto esos mismos detalles que ahora pretendo simplificar me inspiraron a escribir líneas y líneas sobre el Puerto. Y digo esto para aclarar que esta ciudad de topografía irregular es mucho más que eso.
Es más que el “puerto de nostalgia” del que nos habló Salvador Reyes. No es sólo la “ciudad vertical” según Alejo Carpentier, ni simplemente la “ciudad de pie” como dijo la Mistral. Es más, incluso, que la “ciudad del viento” que tan bellamente describió en sus crónicas Joaquín Edwards Bello.
Es todo eso. Sí. Pero Valparaíso es, por sobre todo, la cuna del Chile republicano. Es una ciudad cosmopolita y pionera, que sentó de las bases de la Nación. Los cimientos políticos, económicos e incluso culturales del país hay que buscarlos en las diferentes calles de Valparaíso, donde también deambulan los fantasmas de conspicuos personajes en la historia chilena, como explica el historiador Jorge Beraud:
“Los habitantes de Valparaíso se deben sentir más que orgullosos de su pasado, de su Historia, aunque no la conozcan, pues la Historia Patria se ha escrito por primera vez, en más de alguna oportunidad, en nuestro viejo y querido Puerto” .
. Sin ir más lejos fue el Puerto el que cobijó a célebres personajes como Diego Portales, Andrés Bello y Rubén Darío en el siglo XIX, y cuya prominencia quedó plasmada en las crónicas de Joaquín Edwards Bello.
El Puerto, cuyo nombre “responde simplemente al recuerdo del villorrio español donde nación su fundador, (Juan de) Saavedra; en la provincia de Zamora, España”, fue el lugar escogido por prósperos inmigrantes que desarrollaron su actividad comercial en Chile y, de paso, aportaron con las raíces multiculturales que distinguen al Valparaíso cosmopolita.
Con la actividad comercial chilena centralizada en sus alrededores, la ciudad se convirtió en un sitio pionero en muchos aspectos.
A saber en Valparaíso comenzó a funcionar la primera Bolsa de Valores de Chile; el primer centro hospitalario (San Juan de Dios); el primer cementerio; el primer colegio católico privado de Latinoamérica (en 1837, el SS.CC.); el primer Cuerpo de Bomberos (1851); la primera Biblioteca Pública (Santiago Severín, en 1873); el primer alambrado de gas del continente; el primer servicio telegráfico de Sudamérica (1852); la primera Asociación Deportiva (Cricket Club, 1865)….y la lista suma y sigue.
Hubo otros hitos más conocidos, como la fundación del primer diario de habla-hispana: El Mercurio de Valparaíso, creado en 1927 o la formación del Banco Valparaíso o A. Edwards en 1866.
Valparaíso, pionero y cosmopolita, era la tierra de los inmigrantes y de los habitantes vernáculos. Estos se diferenciaban claramente en la escala social. Dice Edwards Bello sobre la ciudad-puerto en el siglo XIX: “la parte europea reside en el ‘plan’ y la parte derrotada, de mestizos, se retira a los cerros de las quebradas” .
Esto generó una identidad particular: la del porteño. Y es precisamente en este contexto en el que surge, otra vez en el Puerto y nuevamente como un acto pionero, el primer equipo chileno de fútbol: Santiago Wanderers de Valparaíso.
El Decano del balompié nacional fue fundado el 15 de agosto de 1892, siendo el fruto del esfuerzo de noveles personajes que no superaban los 16 años y que buscaban practicar la misma actividad que introdujeron los ingleses llegados al Puerto: el foot-ball. Pero añadiendo virtudes locales a esa práctica británica.
De hecho, Wanderers nació como una respuesta al equipo inglés que actuaba con el nombre de Valparaíso Wanderers. Según el relato novelado del poeta porteño Manuel Díaz Omnes, los jóvenes integrantes del naciente team habrían reflexionado:
“…pues si hay un Valparaíso Wanderers, a nuestro club nosotros le ponemos Santiago Wanderers y santas pascuas. Además nuestro club será nuestro porque llevará el nombre de nuestra capital...” .
Díaz Omnes, autor de la única obra que retrata la historia del equipo porteño, demuestra de este modo cómo el origen de un equipo de fútbol estuvo fuertemente vinculado a una cuestión de identidad local y honor.
Wanderers, desde su fundación hasta el día de hoy, es un equipo que le pertenece a la clase popular de Valparaíso. Es el equipo de los cerros y de la gente más humilde.
La comprobación empírica de este fenómeno subyace en los propios cerros de la ciudad, donde los postes del alumbrado público están pintados con los colores del club e inmensos murales creados por sus hinchas decoran la visual valpina (gentilicio local). Y, por sobre todo, el cariño que demuestra su gente hacia el club.
En una entrevista realizada el lunes 18 de mayo en el Bar Liberty don Manuel Moraga Friedrich, un antiguo seguidor wanderino (75 años) y ex profesor de Caligrafía aclaró: “Ser porteño no es un título que uno se arrogue. No señor. Ser porteño es toda persona que quiere a Valparaíso y, por sobre todo, al Wanders”.
Esa frase, por la convicción de quien la afirma y por los muchos otros personajes que piensan lo mismo, estimulan el rescate de esa identidad porteña, de su riqueza histórica y de la trascendencia que tiene en todo ese fenómeno el Club de Deportes Santiago Wanderers de Valparaíso.
Valparaíso y Wanderers han caminado juntos y cada uno ha marcado diferentes hitos para ciudad. Ambos han aportado pasajes muy lindos de historia y a personajes entrañables presentes en estas páginas. Son, como dice el humorista Alvaro Salas, lo mismo. Indisolubles.
“Nacer en Valparaíso y ser hincha wanderino son la misma cosa. No tienes otra opción. Ser porteño es ser del Wanderito” .
Por eso escribo las siguientes líneas. Me mueve la linda convicción de que la historia de Valparaíso y, por sobre todo, la del principal articulador de su identidad (Santiago Wanderers) hay que perpetuarla, dejando en las páginas de esta Memoria inscritos los principales acontecimientos y protagonista de su linda, pionera y cosmopolita historia.
Identifer | oai:union.ndltd.org:UCHILE/oai:repositorio.uchile.cl:2250/135601 |
Date | January 2010 |
Creators | Marambio Torres, Luis |
Contributors | Santa Cruz Achurra, Eduardo Luis Mario, Instituto de Comunicación e Imagen |
Publisher | Universidad de Chile |
Source Sets | Universidad de Chile |
Language | Spanish |
Detected Language | Spanish |
Type | Tesis |
Rights | Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Chile, http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/cl/ |
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