Memoria para optar al título de Periodista / Autor no autoriza el acceso a texto completo de su documento / El trabajo que el lector tiene en sus manos habla sobre cómo un joven y desconocido sacerdote mexicano logró fundar en 1941 una congregación religiosa, apoyándose en su carismática personalidad, firme determinación y buenos contactos familiares. Explica también de qué forma este mismo sacerdote logró insuflar a su obra un carisma militante y ortodoxo, lo que le valió el favor de figuras pudientes de México y de hombres poderosos en el Vaticano. Gracias a esto, en poco tiempo este clérigo pudo establecerse junto a sus discípulos en Roma, donde se demoró sólo tres décadas en transformar a su congregación en una de las órdenes católicas más poderosas del siglo XX. Una hazaña que para otras congregaciones importantes había demandado siglos, y que en buena parte se explica por la alianza que logró establecer con uno de los pontífices más influyentes de los últimos tiempos, Juan Pablo II.
Este trabajo habla también sobre cómo este mismo sacerdote fue perseguido desde su juventud por acusaciones y episodios poco claros, que hablaban de comportamientos reñidos con su condición de religioso. Se trataba de versiones que su congregación siempre atribuyó a “incomprensiones”, “envidias” y “mentiras”, pero que crecieron a la par con el imperio de su fundador y que en el último período de su vida llegaron a la prensa. Tal fue la repercusión que alcanzaron que, finalmente, el Vaticano debió tomar medidas. A partir de ese momento, la obra del imparable sacerdote mexicano comenzó a venirse abajo. El derrumbe ni siquiera se detuvo con su muerte. Al contrario, pareció agudizarse. Dos años después del fallecimiento del fundador, algunos dudan que la congregación logre alguna vez dejar atrás este trance.
Se trata del sacerdote mexicano Marcial Maciel Degollado, fundador de la Legión de Cristo, quien en la década de los ’90 fue ungido por Juan Pablo II como “guía eficaz de la juventud”, pero que una década después fue desterrado por el Pontífice sucesor, Benedicto XVI, a llevar “una vida de oración y penitencia”. Esto, debido a varias denuncias de abuso sexual contra menores, presentadas en contra de Maciel por nueve ex miembros de su congregación ante el Vaticano. Con su carrera eclesiástica sepultada, Maciel Degollado falleció en Estados Unidos, en enero de 2008.
El sacerdote mexicano nunca reconoció sus delitos ni pidió perdón. Si debió hacerlo más de dos años después su congregación. Un reconocimiento tardío, pues no ocurrió cuando el Vaticano hizo pública su sanción, sino luego de que quedara al descubierto la doble vida que su fundador llevó durante décadas, con amantes e hijos no reconocidos que fueron criados con dineros de la orden. El escándalo fue tal, que el Vaticano ordenó una investigación apostólica, a cargo de cinco visitadores papales que recorrieron durante meses las instalaciones de los Legionarios en dos continentes. Con la investigación cerrada a mediados de marzo de 2010, todas las señales indican que Benedicto XVI tomará medidas drásticas.
Cuando Marcial Maciel estaba vivo y aún no era sancionado por el Vaticano, comencé una investigación periodística sobre la Legión de Cristo y su fundador, en mi calidad de académico e investigador de la Universidad Diego Portales (UDP). Este trabajo, realizado en conjunto con la periodista e investigadora de la UDP Andrea Insunza Corvalán, demandó dos años y fue publicado como un libro: “Legionarios de Cristo en Chile. Dios, dinero y poder”, el cual fue publicado por Editorial La Copa Rota, en diciembre de 2008.
“Legionarios de Cristo en Chile” aborda en tres capítulos la figura y trayectoria de Marcial Maciel, así como las denuncias de abuso sexual de menores en su contra y el proceso abierto por el Vaticano que sepultó su carrera eclesiástica. Se trata de los capítulos II (“Un ejército en orden de batalla”); III (“Los pecados del fundador”); y IV (“Un dossier para el cardenal Medina”). Los tres fueron investigados y escritos íntegramente por quien suscribe, gracias a entrevistas a diversas fuentes. Ese material, corregido, reestructurado y actualizado, constituye la base de la memoria que el lector tiene ahora en sus manos.
Para la elaboración de esos tres capítulos, una fuente consultada fue el cardenal Jorge Medina Estévez, el chileno que ha llegado más alto en la curia Vaticana. Otras entrevistas, en este caso telefónicas, corresponden al ex sacerdote legionario Patricio Cerda, un chileno que contribuyó a entregar antecedentes sobre la orden a Benedicto XVI. También fueron entrevistadas telefónicamente ex víctimas sexuales de Marcial Maciel, como los mexicanos ex seminaristas legionarios José Barba y Arturo Jurado.
Sin embargo, luego de la publicación de “Legionarios de Cristo en Chile”, la crisis de la congregación fundada por Maciel siguió siendo noticia mundial. En febrero de 2009 su alto mando reconoció que el extinto líder había tenido una amante y una hija, lo que motivó al Vaticano a iniciar una investigación y a nombrar a cinco visitadores. Todos estos hechos están contenidos en esta memoria, cuya trama se extiende hasta fines de marzo de 2010, gracias a la recopilación de varios artículos de prensa publicados en México, Estados Unidos, Italia y Chile. Respecto de los artículos publicados en Chile, al menos tres corresponden a reportajes escritos y publicados por mí, en coautoría con Andrea Insunza. Todos ellos aparecen debidamente citados en pie de páginas.
La información sobre la crisis de la Legión también contó con la ayuda de algunos entrevistados. Uno de ellos es el ex sacerdote legionario Patricio Cerda, con el que seguí manteniendo contacto telefónico y por correo electrónico. Otra fuente contribuyó con su testimonio en off the record, con el compromiso de resguardo de su identidad. Es el caso de un sacerdote ex miembro de la Legión de Cristo, quien vive radicado en Estados Unidos. Este sacerdote entregó información clave al Vaticano sobre los manejos económicos de Maciel, que él conoció de cerca. En abril de 2009 seguía colaborando con el Vaticano, y manejaba de cerca los antecedentes sobre la designación de los visitadores apostólicos. Como se trata de una investigación apostólica, su nombre no puede ser dado a conocer, ya que quien rompe el secreto vaticano queda automáticamente excomulgado. A pesar de esto, este testimonio fue chequeado por el ex legionario Patricio Cerda, quien sí habló on the record para esta investigación.
Cuando a principios de 2006 inicié junto a Andrea Insunza la investigación sobre la Legión de Cristo y Marcial Maciel, uno de los primeros entrevistados que logré contactar me hizo una advertencia: “Se están metiendo en las patas de los caballos”. El entrevistado, un laico chileno que conocía muy bien a la Legión, quiso graficar con esa frase lo complejo que significaba investigar a una congregación tan poderosa, que por entonces gozaba del favor del Vaticano y que poseía inmejorables contactos con la elite chilena. Para buena parte de la prensa nacional, la Legión de Cristo y Marcial Maciel simplemente no eran noticia.
Cuatro años más tarde, el panorama es diametralmente opuesto. La Legión no es la orden religiosa intocable de antes y los aberrantes delitos que cometió su fundador, algunos de ellos contra menores alejados de su familia y que él tenía el deber de cuidar, son una verdad incuestionable.
No es poco.
Agradezco haber contribuido modestamente a ello.
Identifer | oai:union.ndltd.org:UCHILE/oai:repositorio.uchile.cl:2250/135278 |
Date | January 2010 |
Creators | Ortega Serrano, Reinaldo Javier |
Contributors | Lagos Lira, Claudia Paola, Instituto de Comunicación e Imagen |
Publisher | Universidad de Chile |
Source Sets | Universidad de Chile |
Language | Spanish |
Detected Language | Spanish |
Type | Tesis |
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