Antropóloga Social / La pequeña minería es una actividad que se ha desarrollado desde tiempos precolombinos, se tienen antecedentes que datan desde la época del complejo Molle pasando por la cultura Diaguita e Inca, los cuales dominaban técnicas extractivas para la obtención de oro, cobre y plata, las cuales enseñaron a la población autóctona. En la zona de Copiapó, los antecedentes arqueológicos nos muestran la existencia de enclaves mineros Incas, donde estos aplicaron su tecnología para la fundición de minerales, constituyendo el más completo y organizado de los establecimientos mineros conocidos en Chile.
Desde el siglo XVI en adelante, Chile ha estado marcado por su condición de país minero, los lavaderos eran fuente de interesantes aportes para los encomenderos, quienes hacían uso de la mano de obra indígena, de bajo costo y numerosa. La obtención de oro se basaba en técnicas rudimentarias, que requerían de una baja inversión y un poco elaborado instrumental, pues el método utilizado en los lavaderos no consideraba el empleo de mercurio en la recuperación del oro. Todo este proceso se extiende en los territorios comprendidos entre Valdivia, por el sur, hasta Copiapó y la Serena, en el Norte. En los lugares en que se encontraron arenas auríferas se establecieron una serie de lavaderos de diversa magnitud, donde destacan por su importancia los de Valdivia, Concepción, Andacollo y Choapa.
El siglo posterior se estanca en la producción del metal, entregando mínimos aportes a la economía del Reino de Chile. Ya en el siglo XVIII, se reactiva la producción de oro, lo que genera que la población mestiza pobre recurra a esta actividad para mejorar en cierta forma sus estándares de subsistencia, es así como la explotación de minas de oro de pequeña escala empiezan a constituirse como fuentes de subsistencia para este grupo de personas. Lo anterior lleva a un de cambio de explotación, en donde el lavado de arenas pasa a segundo plano, quedando como una actividad marginal, en manos de trabajadores carentes de un capital suficiente para mantener una explotación constante. Así el laboreo de minas, o explotación en minas establecidas, pasa a constituirse como la forma extractiva principal.
Si en el período colonial fueron el oro y la plata los que atrajeron a conquistadores y colonos, en el siglo XIX el cobre, el carbón y el salitre hicieron posible la expansión económica. A comienzos del siglo XX, la industria del salitre tenía un desarrollo económico brillante que auguraba un futuro radiante para muchos sectores de la sociedad, sin embargo, ante los cambios económicos y sociales ocurridos en el mundo, la industria comenzó a decaer, junto con todo el sistema social que rodeaba a la misma. Sin embargo en el siglo XX, el advenimiento de la gran minería del cobre transformó al país en uno de los principales productores mundiales del metal rojo. Éste, junto al carbón, el petróleo y otros minerales no metálicos, hizo de la actividad minera una de las bases de la economía nacional.
Actualmente la minería es la principal actividad vinculada al comercio exportador (40% de las exportaciones del país). La mayor parte de esta actividad se concentra en el norte del país, en los ambientes áridos y semiáridos de las regiones de Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo, aunque existe una actividad importante en las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Magallanes .Estimaciones indican la existencia de 106.599 pequeños mineros, según el censo de 1992, con una existencia de 7000 minas legales (sin datos de las ilegales).
Territorialmente la zona de investigación es la sierra denominada Jesús María, se encuentra a una distancia de 15 Km. al sur de Copiapó. Esta sierra se caracteriza por la extracción de oro como materia prima principal y por la cercanía de plantas de tratamiento de mineral. La Sierra Jesús María se enclava en la Región de Atacama que tiene una superficie de 75.176 km.2, representando el 9,9% de la superficie del país y su densidad alcanza a 3,4 hab/km2. El crecimiento de la población, en el período intercensal, ha sido de 1,0%, encontrándose bajo el promedio de crecimiento nacional. La capital de la región es Copiapó.
Administrativamente esta región está dividida en 3 Provincias y 9 comunas. La población regional es de 254.336 habitantes, equivalente al 1,67% de la población nacional. Por sexo, la población en la Región de Atacama está constituida por 129.147 hombres y 125.189 mujeres, lo que se traduce en un índice de masculinidad de 103, 2 hombres por cada cien mujeres. La población rural es de 21.717 personas, lo que representa el 8,5% de la población total regional. El crecimiento poblacional de la Región se explica por un aumento significativo de la población de la Provincia de Copiapó, que creció en 24,9% (31.021 habitantes).
En lo que respecta a la cobertura de los servicios básicos, el 96,6% de las viviendas de la Región tiene luz eléctrica, siendo esta cifra 93,4% hace sólo 10 años. El 98,3% de las viviendas urbanas y el 78,7% de las viviendas rurales cuentan con alumbrado proveniente de la red pública y 98,7% y 65,5% respectivamente acceden a agua por cañería, lo que garantiza mejores condiciones de salud en la población. Respecto a eliminación de aguas servidas, en el sector urbano 97,5% de las viviendas están conectadas al alcantarillado o tiene fosa séptica. Hace diez años, la cifra era 81,5% en la región. En las zonas rurales, esta cifra ha evolucionado desde 18,4% en 1992 a 41,6% en 2002.5
Por otro lado, algunas de las características sociales relevantes de la zona tienen relación con la educación. Según una caracterización de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, se establece que “En la región de Atacama apreciamos una clara predominancia de distritos censales de nivel Educacional y Económico “Medio Bajo” y “Bajo”, los que se concentran mayoritariamente en las provincias de Huasco y Chañaral, teniendo esta última provincia un distrito de nivel “Medio” el cual corresponde al enclave minero del Salvador. Por su parte la provincia de Copiapó, a pesar de poseer mayoritariamente distritos de nivel “Medio Bajo”, se diferencia de las otras, por tener al interior de la ciudad de Copiapó, distritos de nivel “Medio Alto” y “Medio”, los cuales sólo se presentan en esta parte de la región.” (Ver anexo 1) Desde un proceso industrial homogéneo, comenzó a gestarse un desarrollo artesanal que perdura hasta nuestros días bajo la forma y figura de los pirquineros artesanales del sector de la Sierra Jesús María, los cuales poseen un estilo de vida particular que será abordado exploratoria y descriptivamente desde la Antropología a través del método Etnográfico, investigando los elementos materiales, simbólicos y ideacionales que rodean su trabajo y su cotidianeidad, descifrando ideas y conceptos locales del mundo de la minería artesanal, con el fin de contribuir a la investigación antropológica sobre las comunidades mineras artesanales en Chile.
Considerando los escasos estudios de los pirquineros del oro existentes en chile, y la enorme importancia que esta actividad productiva tiene para el país y el desarrollo regional este estudio permitirá profundizar el conocimiento de la pirquinería del oro y responder a la pregunta sobre ¿Cómo los pirquineros de la Sierra Jesús María desarrollan su oficio y materializan los contenidos culturales en su práctica habitual?
Identifer | oai:union.ndltd.org:UCHILE/oai:repositorio.uchile.cl:2250/112695 |
Date | 13 January 2012 |
Creators | Romero Acuña, Isidora Carolina |
Contributors | Quiroz Larrea, Daniel, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Antropología |
Publisher | Universidad de Chile |
Source Sets | Universidad de Chile |
Language | Spanish |
Detected Language | Spanish |
Type | Tesis |
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