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Uso y abuso de internet en adolescentes y su relación con la inteligencia emocional

Actualmente el uso de internet es una acción extendida entre toda la población. Al hablar del uso de internet tendemos a asociarlo a un ordenador y, cada vez más, se tiene acceso desde otros dispositivos, teniendo la posibilidad de estar conectado a todas las horas del día y en cualquier lugar. Esta acción se inicia cada vez con más frecuencia desde edades más tempranas, estableciéndose relación con la posterior aparición de conductas desadaptativas (Graner, Beranuy, Sánchez-Carbonell, Chamarro y Castellana, 2007). Las consecuencias derivadas del uso abusivo de la red podrían tener un componente de tipo emocional, ya que si se utiliza mucho el espacio virtual, se descuidan otros aspectos sociales. La forma en la que los adolescentes regulan sus emociones va a tener relación con las conductas de riesgo que desarrollen, una de ellas es el abuso de la red (Scott, Valley y Simecka, 2017). Sobre este tema girará esta investigación. El marco teórico tiene tres partes diferenciadas. Adolescencia, internet e inteligencia emocional, que se relacionan entre ellas. Se describen las relaciones que la literatura psicoeducativa establece entre la adolescencia y la inteligencia emocional, entre adolescentes y el uso y abuso de internet, entre uso y abuso de la red y los niveles de inteligencia emocional y, finalmente, entre inteligencia emocional, uso y abuso de internet en adolescentes. En la primera parte, la adolescencia, se realiza una aproximación al concepto y se define el término. La adolescencia es una etapa que comienza a estudiarse cuando se considera diferenciada de otras etapas del desarrollo, el inicio de su estudio de manera sistemática y científica se le atribuye a Hall (1911). Se establecen diferentes definiciones sobre la adolescencia, que marcan una edad de inicio y otra de final, la edad de inicio viene marcada con los cambios físicos que se producen a nivel corporal, coincidentes con la aparición de la pubertad, ambos términos, aunque diferentes, se relacionan. La pubertad hace referencia a los cambios físicos que ocurren en el individuo, son de índole universal y la adolescencia, por el contrario, se asocia a un hecho social y cultural, viene marcada por cada sociedad en la que se está inmerso (Bourdieu, 1990; Carretero, 1999; Coleman y Hendry, 2003; Dávila, 2004; Hall, 1911; Kimmel y Weiner, 1998; Mead, 1961; Muuss, 1980; Navas, Mañas e Iniesta, 2017; Rahola et al, 2002; Silvestre, Solé, Pérez y Jodar, 1996; Toro, 2010). Posteriormente, pasaremos a ver los mecanismos del desarrollo en la adolescencia y los paradigmas que explican el desarrollo en este periodo, el paradigma mecanicista (Bandura, 1976/1987; Skinner, 1938, 1972/1979; Watson, 1928/1972), el paradigma organicista (Erikson, 1950/1973; Freud, 1909/1999; Piaget, 1963/2000, 1969/1973; Sternberg, 1982/1989), el paradigma contextual-dialéctico (Baltes, Reese y Nesselroade, 1970/1981; Saavedra, 2008; Vygotsky, 1978/1979) y otras perspectivas teóricas (Bronfenbrenner 1979/1987), así como los cambios que se dan en el individuo en dicha etapa (Berger, 2007; Carretero, 1999; Coleman y Hendry, 2003; Delgado, 2008; García-Madruga y de León, 1997; Good y Brophy, 1983; Palacios, Marchesi y Coll, 1998; Papalia, Olds y Feldman, 1978; Silvestre et al., 1996; Toro, 2010). Se alude a los cambios a nivel físico y al dimorfismo sexual, así como a las consecuencias psicológicas para los chicos o las chicas que tienen un desarrollo físico temprano o tardío. Estos cambios no son los únicos que se producen en esta etapa pero son los más visibles y existe una diferencia clara entre sexos. Los cambios cognitivos, referidos a los procesos mentales, aunque no son tan visibles como los cambios físicos, no son menos importantes. Los cambios a nivel social, ya que los adolescentes comparten la insatisfacción que se deriva de su necesidad de independencia y es por ello que se buscan unos a otros, porque es donde se encuentran incluidos en un grupo en el que comparten sus mismas características y se sienten cómodos, dejando en un segundo plano a la familia. Los cambios a nivel moral, ya que es una etapa en la que se interiorizan los valores morales y, finalmente, los cambios que versan sobre el carácter y la personalidad. También, en otros apartados de esta primera parte, se aborda el papel que desempeñan la familia y el grupo de iguales en esta etapa, para posteriormente, indagar sobre el tema de a qué dedican el tiempo libre los adolescentes y las nuevas adicciones que están apareciendo de tipo comportamental como es la adicción a las tecnologías, concretamente, a internet. Actualmente, hay adicciones donde las sustancias no son el origen de tal adicción, es cuando hablamos de adicciones comportamentales que están surgiendo en esta sociedad tan avanzada y, entre ellas, destaca la adicción a las tecnologías, ya que estamos inmersos en una sociedad tecnológica (Didia, Dorpinghaus, Magi y Haro, 2009; Echeburúa, 1999; F. Fernández, 2003, Graner et al., 2007). Los adolescentes son personas que han nacido con las tecnologías y las han aprendido a usar incluso antes que aprender a hablar o a andar y, actualmente, dado que su uso está generalizado, ya es difícil discernir ente uso y abuso. El desencadenante de este tipo de adicción es similar a la que ocurre con las adicciones a sustancias. La conducta tiene su inicio por el placer que causa, manteniéndola un refuerzo positivo, que pasará posteriormente a ser mantenida por un reforzador negativo, ya que se seguirá realizando la conducta por el malestar que causa el no llevarla a cabo. El adolescente, al ser una persona en proceso de cambio, a todos los niveles y encontrase, por ello, en una etapa vulnerable, presenta características propicias para desarrollar este tipo de adicción (Almagiá, Fajardo, Muñoz, González y Vera, 2014; Chambers, Taylor y Potenza, 2003; Chóliz y Marco, 2012; Puerta-Cortés y Carbonell, 2014). La segunda parte la dedicaremos a internet. Se hace referencia al origen y a las posibilidades que ofrece la conexión a la red. Internet, entre otras utilidades, permite conectarnos con otras personas en tiempo real, almacenar datos y descargar archivos. Su uso es ilimitado pero también tiene aspectos negativos tales como que permite el acceso a información no adecuada o las consecuencias que su uso desmesurado puede acarrear. La red cumple una función social, somos seres que necesitamos socializarnos, comunicarnos y relacionarnos, para ello se utilizan las redes sociales. Pasaremos a realizar la clasificación de las redes sociales que permiten establecer conexiones con otros, explicar el uso que hacen de internet los adolescentes, estableciendo horas de conexión, porcentajes de uso, diferencias entre sexos, edad, curso, y los indicadores o criterios para establecer la adicción a internet. Estos indicadores son similares a los que se reflejaban en el DSM-IV y, actualmente, en el DSM-5 para la adicción a sustancias, que son la pérdida de control, el malestar que se siente ante la imposibilidad de conectarse a la red, el empleo excesivo de tiempo relacionado con tareas que precisan de internet y el uso abusivo que interfiere en la vida académica, laboral o social. Se describen las variables que se relacionan con el uso desmesurado de la red (TDAH, depresión, soledad, introversión), si bien, no está claro si son consecuencias o desencadenantes. El apartado termina con los instrumentos de medida que existen para establecer la adicción a la red, basados todos ellos en los criterios que se establecen para la adicción a sustancias (APA, 2002, 2014). Hay hasta un total de 29 test, cuestionarios o escalas en lenguas extranjeras, la validación del Internet Addiction Test (IAT) de Young (1996) en varios idiomas, y un total de 15 instrumentos en habla hispana que se diferencian en los ítems que engloban, las dimensiones que evalúan, la escala utilizada para la recogida de datos y la consistencia interna de los instrumentos. Dada la importancia del tema, terminaremos el apartado con programas que sirven para prevenir la adicción a la red, destinados al alumnado y a sus familias. En la tercera parte, dedicada a la inteligencia emocional, se hace alusión al origen y a la definición de este constructo. Desde hace un tiempo se sabe que la capacidad intelectual no es sinónimo de éxito en la vida, que hay otras habilidades para tener éxito, como son las habilidades sociales y la inteligencia emocional. La inteligencia emocional aunque es un término relativamente antiguo, se da a conocer con la publicación del libro de Goleman (1995/2008). Se desarrolla un apartado referido a la inteligencia emocional en la adolescencia y su relación con el ajuste psicológico, con las conductas disruptivas, con el rendimiento escolar y con las conductas adictivas de todo tipo, incluyendo las comportamentales. Se describen los instrumentos para evaluar el nivel de inteligencia emocional, basados en modelos de habilidades, autodescripciones y de observadores externos o informadores. Obtendremos información de la inteligencia emocional en los adolescentes, sobre los niveles generales y sus diferentes escalas, teniendo en cuenta el sexo, la edad y la consistencia interna de cada uno de ellos. Los instrumentos que se describen difieren en la variable que miden (unos tratan directamente de la inteligencia emocional y otros de variables relacionadas con ella), en los ítems, en las dimensiones, en la recogida de datos y en la consistencia interna. El apartado concluye haciendo referencia a programas para el trabajo de la educación emocional destinado al alumnado, a los docentes y a las familias. El marco teórico acaba haciendo referencia a la relación que se establece entre las variables sometidas a estudio, el uso y abuso de internet y la inteligencia emocional en la adolescencia. En la parte II o estudio empírico, se han planteado los objetivos y las hipótesis. Los objetivos son valorar psicométricamente los instrumentos utilizados, conocer el nivel de uso y de adicción a internet de la población adolescente; establecer si el sexo, el tipo de enseñanza (obligatoria frente a no obligatoria) y el curso, introducen diferencias en ambas variables y comprobar si existe relación entre ellas. En base a estos objetivos se establecen las siguientes hipótesis: 1. Los instrumentos utilizados tienen una fiabilidad y validez adecuadas para la población adolescente. 2. Existen diferencias respecto al sexo, el tipo de enseñanza, la edad y el curso tanto en el uso como en la adicción a internet para los diferentes factores y la puntuación total del Test de Dependencia a Internet (TDI). 3. Existen diferencias respecto al sexo, el tipo de enseñanza, la edad y el curso en las diferentes escalas y en la puntuación total del inventario de inteligencia emocional. 4. La prevalencia de los adolescentes adictos a internet es similar a la que se obtiene en otros estudios. 5. Los niveles de inteligencia emocional se relacionan con la conducta adictiva a internet, de manera que los niveles altos de inteligencia emocional, lo que supone una buena regulación emocional, se relacionan con bajos niveles de adicción a internet. 6. Las diferentes dimensiones de la inteligencia emocional predicen los diferentes factores de la adicción a internet. Los participantes en el estudio son 5292 adolescentes (chicos y chicas) procedentes de todas las comunidades autónomas del país (exceptuando las Islas Canarias y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla), que estudian Secundaria en centros públicos y privados- concertados. Los instrumentos empleados son: el Test de Dependencia a Internet TDI de Chóliz y Marco (2012) y el Inventario de Inteligencia Emocional, la versión corta de 30 ítems para jóvenes de Bar-On y Parker (2000), en la traducción al español de Caraballo y Villegas (2001). En el procedimiento, se describen cómo se lleva a cabo la investigación. Respecto al diseño y análisis de datos, decir que se trata de estudio no experimental, ya que no hay una manipulación intencional de las variables. El método de muestreo utilizado es no probabilístico incidental por conveniencia. Es un diseño descriptivo y correlacional ex post facto. Para realizar los análisis se utilizaron los paquetes de los programas estadísticos SPSS versión 20 y LISREL versión 8.80. Finalmente, para dar cuenta de los resultados obtenidos se sigue el criterio de diferenciarlos en función de los análisis realizados: análisis descriptivos, factoriales confirmatorios, de fiabilidad y discriminación, diferenciales (sexo, tipo de enseñanza y edad), de cálculo del porcentaje de uso y abuso de internet, correlacionales y de regresión múltiple. Se termina la parte de estudio empírico con la discusión y las conclusiones. De los resultados obtenidos se desprende que ambos instrumentos utilizados tienen una fiabilidad y validez adecuadas, que existen diferencias en ambos, respecto al sexo, el tipo de enseñanza, la edad y el curso, que la prevalencia de adicción a internet de los adolescentes es similar a los de otros estudios, que se obtiene una correlación negativa entre adicción a internet e inteligencia emocional y se identifican dimensiones concretas de la inteligencia emocional que predicen, aunque escasamente, algunos de los factores de la adicción a internet.

Identiferoai:union.ndltd.org:ua.es/oai:rua.ua.es:10045/115373
Date14 March 2019
CreatorsValdés, Virtudes
ContributorsNavas, Leandro, Holgado Tello, Francisco Pablo, Universidad de Alicante. Departamento de Psicología Evolutiva y Didáctica
PublisherUniversidad de Alicante
Source SetsUniversidad de Alicante
LanguageSpanish
Detected LanguageSpanish
Typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesis
RightsLicencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0, info:eu-repo/semantics/openAccess

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