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La civilización de la pobreza: aportes de la filosofía de la realidad histórica de Ignacio Ellacuría

¿Por qué estudiar a Ignacio Ellacuría? ¿Por qué hacerlo a través de Utopía y profetismo? Respecto a la primera pregunta, habría que responder que tiene que ver con la trascendencia de un personaje todavía desconocido en gran parte del continente americano, pese a la vastedad de su obra intelectual, que abarca, esencialmente, escritos políticos, filosóficos y teológicos. En lo que compete a este trabajo, la relevancia de estudiarlo se fundamenta en la validez que conservan sus reflexiones en dos temas que en la actualidad constituyen diálogo, a la vez que debate, en la agenda mundial: el lugar que han ocupado y siguen ocupando los pobres en el devenir de América Latina y en otros lugares del mundo, como consecuencia del carácter dominante de un modelo de desarrollo que genera pobreza y desigualdad crecientes; y unido a ello, y por causa de la racionalidad de ese modelo, el agotamiento de los recursos naturales y destrucción del medio ambiental. Porque para Ellacuría, ambos problemas son asuntos que competen a la Filosofía, ya que ella, sostiene, cumple una función liberadora en razón de su “capacidad de crítica” y capacidad de “creación” (FLF, p. 47). Desde la realidad y del inteligir se abre un campo propio a la filosofía “como forma teórica de enfrentarse con la realidad para iluminarla, interpretarla y transformarla” (FLF, p. 53). De ahí también que, para él, la realidad histórica se constituye en objeto del filosofar.

Ese compromiso ineludible e impostergable con la realidad está en función, afirma Ellacuría, de cómo el ser humano se enfrenta a las cosas, siendo tres los momentos que emergen cuando eso sucede: “hacerse cargo” “cargar con” y “encargarse de” la realidad, en otras palabras, conocer, optar y actuar. Precisamente, estos tres momentos brindan el marco teórico necesario para el desarrollo de los temas centrales de este trabajo cuya pretensión es retomar (actualizar) la reflexión y propuesta de Ellacuría relativa al cambio de modelo de desarrollo como condición de posibilidad para construir desde los pobres una sociedad planetaria más solidaria, o lo que es lo mismo, optar por un nuevo humanismo.

Respecto a la otra pregunta, la intención de asumir esa tarea de cambio de modelo de desarrollo desde Utopía y profetismo responde, por lo menos, a dos inquietudes. La primera, porque esa obra podría considerarse como el testamento intelectual de Ellacuría, ya que constituye el último de sus trabajos. En segundo término, porque ubica en perspectiva, o sea en clave de futuro, el dilema ético al que se enfrenta, hoy
más que hace 25 años, la humanidad en lo relativo a dar respuestas satisfactorias para erradicar definitivamente la pobreza de la faz de la tierra y revertir la progresiva destrucción del ambiente. Dilema que en Ellacuría toma un giro particular por la radicalidad de su planteamiento en relación a la crisis de humanidad vivida y que podría hacerse irreversible de mantenerse el modelo capitalista de desarrollo como dominante; y también, por la radicalidad de su propuesta cuando afirma que la civilización occidental de la que es depositaria dicho modelo “no es universalizable” (UP, 406). No obstante, cabe precisar que el hecho de colocar en perspectiva su planteamiento y su propuesta, no significa que se esté asegurando una salida exitosa del problema, sino que, más bien, se reconoce la presencia de factores de incertidumbre que induce a referirse a condiciones de posibilidad, o, en cierta medida, a una utopía. Y he ahí lo particular del desafío que plantea Ellacuría, porque bien se sabe que posibilidad unida a incertidumbre da como resultado esperanza, tema que también es relevante en su pensamiento; lo que lo hace coincidir con Ernst Bloch en cuanto a hacer “el intento de llevar filosofía a la esperanza” (PE, p. 29).

En materia de ‘método’ de estudio o reflexión realizado, los temas que serán abordados en cada capítulo tendrán como marco de referencia la ‘historización’ de ‘lo real’ (capítulo 1), expresada en esas tres maneras como el inteligir, a decir de Ellacuría, se enfrenta con la realidad, es decir, ‘consigo mismo y con las demás cosas’. Así, sus reflexiones sobre los impactos negativos del modelo de desarrollo capitalista (el de la civilización de la riqueza y del capital) en el ser humano y su entorno natural, de lo que deriva su condena (capítulo 2), responde al momento de “hacerse cargo de la realidad”, esto es del acto de conocer (noesis) la realidad, de estar en ella. El segundo momento, el de “cargar con la realidad”, como acto que obliga a asumir la responsabilidad de optar, de decidir (carácter ético) se ve reflejado en sus planteamientos concernientes a la superación, o transformación, del paradigma capitalista en una nueva civilización (la civilización de la pobreza), más humana y solidaria (capítulo 3). Y, finalmente, el tercer momento que corresponde a “encargarse de la realidad” (carácter práxico), que incluye la reflexión filosófica sobre cómo es que se da ese proceso cuando el ser humano ha optado y decide actuar para enfrentarse, en lo individual y colectivo, a la realidad, desde su visión respecto al derecho de la humanidad a aspirar a un ideal de civilización, a una ‘nueva tierra’ como utopía realizable (capítulo 4).

Llegado a este punto de la Introducción, es preciso señalar que la obra de Ignacio Ellacuría y en particular el tema central que se desea abordar en este trabajo basado en Utopía y profetismo, hace que en algunos pasajes se haya tenido que bordear, valga la expresión, el terreno de la teología, sin intención premeditada alguna de hacerlo. Esto responde al hecho de que lo escrito en ese documento contiene, también, la visión teológica del autor, cuya fundamentación, sin embargo, toma como punto de partida lo que es esencial en su filosofía: la realidad histórica. Por tanto, lo que se rescata es la reflexión filosófica que recorre el conjunto del texto.

En Utopía y profetismo se estaría resumiendo esa visión que tenía Ellacuría de la realidad histórica, ratificando que su filosofía se constituye en uno de los aportes más sustantivos para dar fundamentación a lo que los filósofos latinoamericanos bautizaron como filosofía situada, es decir, una filosofía pensada desde la propia realidad y, por la misma razón para esa realidad; esto es, una filosofía de la liberación. Su estilo particular de reflexionar sobre ‘lo real’ lo describe Jon Sobrino con palabras muy precisas: “Ellacuría tuvo la audacia hasta el final de sus días de decir que hay un mal último que hay que denunciar proféticamente y que hay una esperanza última que hay que anunciar utópicamente” (IE, p. 48).

Identiferoai:union.ndltd.org:Cybertesis/oai:cybertesis.unmsm.edu.pe:cybertesis/4028
Date January 2015
CreatorsLecaros Zavala, Carlos Pedro
PublisherUniversidad Nacional Mayor de San Marcos
Source SetsUniversidad Nacional Mayor de San Marcos - SISBIB PERU
LanguageSpanish
Detected LanguageSpanish
Typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesis
SourceUniversidad Nacional Mayor de San Marcos, Repositorio de Tesis - UNMSM
Rightsinfo:eu-repo/semantics/openAccess

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