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Conflicto Ralco: Imaginarios sociales, mecanismos de dominación y estrategias de poder

Krell Rivera, Ignacio 15 August 2006 (has links)
Sociólogo / Lo ambiental y lo indígena, son dos dimensiones de conflicto social y discusión pública que se han instalado en el Chile neoliberal para quedarse. Las razones son múltiples. Por un lado, transformaciones sociales, culturales y políticas ocurridas a nivel mundial durante los últimos cincuenta años han puesto en el primer plano una serie de movimientos sociales diversos, portadores de problemáticas sociales parciales –en contraposición a los partidos- y que coexisten en un espacio plural, y muchas veces atomizado, de contestación o crítica del orden social y la cultura. Por otra parte, en el Chile de la globalización neoliberal, se ha implantado desde hace un cuarto de siglo el llamado modelo de diversificación de exportaciones –la fórmula mágica para integrarse a dicha globalización- que implica y depende entre otras cosas de la explotación a gran escala de recursos naturales renovables y no renovables por industrias extractivas así como por la agroindustria exportadora. La expansión urbana y los megaproyectos energéticos y de infraestructura asociados a este modelo de industrialización tardía, terminan de dibujar un escenario de vertiginosas transformaciones geográficas, sociales, culturales y políticas de los espacios rurales que habían permanecido durante largo tiempo al margen de la llamada modernización. La única eventual piedra de tope que pudiera vislumbrarse para este proceso –además de un colapso ambiental- son justamente los movimientos sociales o ciudadanos que, por ahora desde sus ámbitos parciales, eventualmente se resisten a las transformaciones de los planificadores, por considerar que atentan contra la vida, los derechos humanos o los intereses fundamentales de quienes son sus miembros. Pero eso no es todo: estas transformaciones –destinadas a poner determinados recursos a disposición del mercado global- son consideradas por estos movimientos, sean “ambientalistas” o “indigenistas”, como profundamente injustas, pues conllevan la usurpación de los humildes, de los comunes, en manos poderes abusivos- y esto aún tratándose de bienes difusos, como es el caso de los patrimonios medioambientales y culturales. Así, de un tiempo a esta parte, cada vez que se reivindican derechos o patrimonios colectivos, ya sea desde el mundo indígena o desde algún frente medioambiental, se invoca este nuevo discurso común de radicalidad social, discurso que va encadenando luchas parciales que trascienden así el simple conflicto puntual de intereses y pasan a formar parte de movimientos sociales que se perfilan políticamente, con expresiones discursivas y orgánicas que apuntan, a través de problemáticas locales o parciales, a la institución global de la sociedad: al orden social injusto y la cultura alienada. El llamado conflicto Ralco pareció en su momento involucrar dos perspectivas o expresiones de este nuevo radicalismo social. Por primera vez “ambientalismo” e “indigenismo” articulados en un frente común contra intereses políticos y económicos de gran envergadura, se instalaron durante algunas semanas en el centro del debate público, suscitando la solidaridad y apoyo de amplios sectores de la sociedad. A pesar de ello, tres años después el embalse se inundó y ello bajo el manto de un aparente consenso social en torno a él. La pregunta que da inicio a nuestra indagación es entonces cómo los poderes que impulsaron la mega inversión –transnacional y Estado- lograron configurar en el tiempo un escenario de consenso, propicio a sus intereses, a partir de un disentimiento inicial fundamental y de fuerte carga política por parte de las comunidades indígenas afectadas y amplios sectores sociales. Según postulamos acá, este seudo consenso que de hecho constituye la base política para la ejecución del proyecto, se montó sobre un trasfondo de agresiones psico-sociales sistemáticamente ejercidas contra las agrupaciones indígenas locales que se resistían inicialmente al megaproyecto. En una etapa ulterior del conflicto, aquel grupo minoritario que -habiéndose sustraído de alguna manera a las agresiones psicológicas de la empresa- pretendió realizar su propia contraofensiva, fue cooptado por agencias mediadoras funcionales a las instancias de resolución de conflictos diseñadas desde el Estado. Claro está que la “guerra psicológica”, el chantaje y las manipulaciones más escabrosas son pan de cada día en todo tipo de conflictos económicos y políticos, pero en Ralco adquieren la gravedad de agresiones etnocidas, toda vez que apuntan a la desarticulación de una sociedad minoritaria, oprimida colonialmente al interior del Estado chileno. Pero cuando decimos que se cometió un etnocidio o genocidio cultural, es decir un crimen en contra de las comunidades Mapuche-Pewenche del Alto Biobío y en contra del pueblo Mapuche en general, necesariamente debemos apuntar a un criminal, un culpable. ¿Endesa, con complicidad del Estado? Pero estas entidades están formadas por personas ¿quiénes son entonces responsables y quiénes no? ¿Cuáles funcionarios, profesionales, agentes, actores políticos, activistas, incidieron realmente en los acontecimientos? ¿Existieron infiltrados o conspiraciones? ¿Son culpables aquellos que dejaron (o dejamos) hacer? Surge la pregunta por la propia responsabilidad. Surge la pregunta por la responsabilidad de todos y cada uno. Es necesario entonces aclarar que no es el propósito de este estudio establecer culpabilidades, no tenemos la prerrogativa, pero fue inevitable que el estudio tomara forma de denuncia. Nuestro principal esfuerzo se dirige aquí a elucidar, a través del conflicto Ralco, las dinámicas institucionales que hacen posible, en la era de la globalización neoliberal, la dominación de la sociedad estatal chilena sobre sociedades colonizadas al interior del Estado -los llamados pueblos indígenas- y esto con la esperanza de que un mejor conocimiento sobre éstas dinámicas permitirá en el futuro establecer oportunamente responsabilidades, partiendo por las propias, en nuevos episodios de agresión colonial y genocidio cultural. Así se ampliarían las posibilidades de que movimientos sociales más amplios puedan ejercer una defensa articulada de sus patrimonios y derechos colectivos, develando y combatiendo las injusticias que, en el nuevo milenio, han cambiado sus formas para persistir.
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Poder, Imaginario y Discurso: Un análisis del conflicto movimiento Mapuche-Estado chileno-Empresa privada

Mariño Beltrán, Luciano 25 April 2006 (has links)
Sociólogo / La nueva Guerra de Arauco. La Intifada Mapuche. La rebelión mapuche, vientos de guerra soplan en la Araucanía. Estos son algunos ejemplos respecto de cómo la prensa se refiere al conflicto actual en el sur del país en el cual están involucradas organizaciones y comunidades mapuche, en un proceso de recuperación de tierras, por un lado, y grandes empresarios, forestales principalmente, por otro. El “conflicto mapuche” es un concepto que se encuentra en el imaginario social chileno, creado, principalmente, desde una elite intelectual y periodística la cual se ha encargado de definir los distintos aspectos que involucran este conflicto. El que sea llamado “conflicto mapuche” ya es una manera sesgada de definirlo en cuanto no se hace referencia ni a los distintos actores involucrados, ni a un lugar determinado en el que ocurre. Por este motivo es que para este trabajo lo hemos definido como conflicto Movimiento Mapuche- Estado Chileno- Empresa Privada, en cuanto entendemos que se encuentran involucrados estos tres actores quienes se relacionan de manera distinta entre sí y poseen una participación particular en el conflicto. Existen relaciones de poder que se ven reflejados en el concepto mismo de “conflicto mapuche” y en definitiva en la construcción social que se ha hecho de la representación respecto del movimiento mapuche. El discurso tiene una gran importancia en la construcción de esta representación y, particularmente, el discurso de la prensa se constituye como un factor primordial en cuanto a la formación de opinión respecto a este tema. Es por esto que hemos decidido hacer el análisis de cómo la prensa define y se refiere al conflicto. Sin embargo, antes de poder analizar directamente el discurso en la prensa, debemos preguntarnos a que intereses responde y a quienes representa la prensa dominante en Chile. En otras palabras, hay que definir el contexto desde el cual surge este discurso particular, y para esto debemos intentar determinar los aspectos económicos e históricos del conflicto y, especialmente, el de los actores que son representados por la prensa. En los últimos años se ha escrito una gran cantidad de literatura respecto de la situación actual del pueblo mapuche y del movimiento mapuche. La discusión hace referencia a un nuevo renacer de los movimientos indígenas en toda América Latina. Actualmente, los movimientos de este tipo se articulan de manera distinta, al existir un claro retroceso de los movimientos de mediados del siglo pasado ligados a las relaciones de clase, principalmente del movimiento obrero, lo indígena aparece nuevamente en escena de manera autónoma. Algunos autores ven una nueva dinámica en estos, en los que la identidad juega un rol preponderante, “...actúan para defender los derechos de las minorías, preservando las identidades de quienes son explotados y oprimidos [...] muestran su fuerza ya no con el lenguaje de la revolución sino con el ideal de las identidades como bandera”, lo que los distanciaría de los antiguos movimientos sociales ya que ahora “sus reivindicaciones y los factores de su movilización tienden a centrarse en cuestiones de carácter cultural y simbólico relacionado con problemas de identidad , en lugar de las reivindicaciones económicas que caracterizaron el movimiento obrero”. Lo cierto es que ya no podemos estudiarlos a partir de las antiguas conceptualizaciones, las lógicas de acción son distintas y las relaciones con los distintos actores sociales también se han transformado. En las últimas dos décadas han resurgido con fuerza en distintos países Latinoamericanos las organizaciones y las movilizaciones indígenas en las que se pueden apreciar un conjunto de demandas similares a nivel continental. Estas demandas son parecidas a las de décadas anteriores en cuanto todavía se relacionan con el derecho a la tierra y a aspectos culturales básicos de cada pueblo, sin embargo, ahora están relacionadas con una fuerte demanda por autonomía, la cual ha sido bastante cuestionada, en Chile particularmente, por los grupos de poder económico y político. En la tercera parte del capítulo VI detallamos la discusión que existe en torno a esta demanda. Desde un comienzo hay que tener presente que influyen factores económicos pero también sociales, culturales, históricos, políticos, filosóficos, religiosos. Lo peligroso entonces es desconocer que los factores que influyen en el conflicto son múltiples y se entrelazan entre sí, lo que suele suceder y lo que suelen predicar muchos personajes que pretenden analizar la situación. De esta manera se simplifica enormemente y no se da cuenta de la amplitud y la complejidad del tema. Es decir, que no es a través de simplemente medidas de reparación económicas, que comparativamente podrían parecer buenas para cualquier habitante del país, que se puede resolver el problema y los conflictos que existen actualmente. Se hace necesario entonces un análisis múltiple y profundo de la realidad para poder acercarse. Este estudio tiene por finalidad aportar conocimiento en pro de una visión amplia del problema, obviamente se hace imposible en esta instancia abarcar todos los aspectos y es por eso que vamos a tratar de acotar el estudio a algunos que nos parecen importantes tratando de no perder de vista el resto. Para este estudio, hemos considerado tres actores principales en el conflicto, actores de cierta forma independientes pero que se relacionan entre sí de distinto modo. El primero es el movimiento mapuche. Por movimiento mapuche entendemos a las comunidades y organizaciones mapuche movilizadas que poseen un sustento teórico y político con representación en la población mapuche general y que se enfrentan a los otros dos actores. No apelamos al pueblo mapuche pues aparece como una definición muy amplia y no suficientemente precisa para nuestro caso, a pesar que el movimiento mapuche invoca y representa al pueblo. Segundo hemos considerado al Estado chileno. Intentaremos mostrar la relación histórica que ha mantenido desde su nacimiento en el siglo XIX con el pueblo mapuche, a través de las distintas leyes y políticas aplicadas por los distintos gobiernos, a los indígenas, y con el movimiento mapuche. Guardaremos especial atención a la relación que ha mantenido a lo largo de estos tres gobiernos de la Concertación y, principalmente, en el actual gobierno del presidente Lagos, así como trataremos de definir las relaciones entre el Estado y, el tercer actor, la empresa privada. Para el análisis de la empresa privada nos hemos centrado en el sector forestal. Sin embargo, tal como lo precisamos en el título, trataremos de establecer la relación que existe entre Poder, Imaginario y Discurso. Para esto vamos a abordar el examen de la prensa escrita y el rol que tiene en la sociedad y, principalmente, la relación que existe entre estos medios y el poder. En este sentido es que nos remitiremos al análisis del discurso en la prensa, pues en el discurso se reproducen las asimetrías de poder y se establece como un medio de coerción y de legitimación social. Particularmente, la prensa emite un discurso específico en el cual se pueden constatar los mecanismos discursivos a través de los cuales se reproduce el poder y se legitiman ciertas posiciones y percepciones sociales. Por lo tanto, no pretendemos realizar una teorización en torno a las causas ni respecto de las relaciones de poder y dominación subyacentes en el conflicto, para esto existen un gran número de estudios a los cuales el lector se puede remitir, pretendemos aportar una mirada que privilegia el estudio de cómo en la prensa y a través de ella se reproducen estas relaciones de dominación. Trataremos de entender entonces el conflicto no como un conflicto étnico propiamente tal, pues no se presenta como el enfrentamiento entre dos etnias distintas, sino más bien como un conflicto social al interior de la sociedad chilena en el que se entrecruzan una diversidad de factores que no se basan únicamente en el carácter étnico, que por cierto es de gran importancia, sino también en factores económicos, sociales y culturales que van más allá de lo puramente étnico. Por último, debemos precisar que el trabajo se centra en las construcciones y percepciones sociales que surgen desde el poder económico y político respecto del conflicto que se reflejan en la prensa dominante, por lo tanto, no ahondamos en las representaciones que surgen desde las organizaciones y comunidades mapuche. Dejamos de lado estas últimas pues suponen otro tipo de trabajo y de metodología. Nos preguntamos entonces ¿por qué el movimiento mapuche aprece como una amenaza para los intereses de los poderes económicos? ¿cuáles son los intereses que amenaza? ¿cuál es el rol que cumplen los medios de comunicación, de prensa escrita especificamente, en el conflicto?

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