La bicicleta sirve para pensar, es una buena terapia introspectiva, para ordenar nuestro mundo interno y que con otras actividades es difícil de hacer. La bicicleta permite este auto análisis, de hecho uno se despeja, se desbloquea. Cambia el animo, se va el stress, y el malhumor esta actividad otorga mucha libertad, es fácil darse cuenta (para quien es ciclista) cuando alguien anda en bicicleta y cuando no lo hace, hay una “mentalidad” diferente, una visión distinta, una forma de relacionarse con otros también diferente, se valoran otras cosas, las necesidades también son distintas. Dentro del mundo ciclista que nos rodea existen grupos dentro de los cuales están los ciclistas urbanos , este grupo de ciclistas (que será determinado con mayor profundidad dentro de los contenidos de esta memoria), no se identifica con agrupaciones o movimientos. Es un personaje que se preocupa de vivir la ciudad de manera optimista, a pesar de los problemas que esta urbe pueda presentarle. Sin embargo esta visión, a pesar de lo optimista no es conocida y la sociedad santiaguina tiende a asociar al ciclista como un invasor o un personaje raro dentro de la urbe, se le separa de esta, a tal punto que hasta hace poco no tenia lugares definidos, por donde transitar. Esta mentalidad está cambiando y la actitud de los ciclistas hacia su entorno también, este cambio de origen social radica en las influencias provenientes del extranjero respecto a cultura ciclista y a como el ciclista está siendo cada vez mas aceptado como un habitante de la ciudad dicho fenómeno es el que da origen a este proyecto, siendo el objetivo el presentar este nuevo enfoque del ciclismo urbano..