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Descripción de farmacias populares : intermediación y precios

Ramírez Ibarra, Patricio 12 1900 (has links)
TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE MAGÍSTER EN POLÍTICAS PÚBLICAS / Según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la calidad de vida de los chilenos ha mejorado significativamente durante las últimas décadas, amparada por la estabilidad de los mercados, sus reformas estructurales, la inversión y la bonanza de las exportaciones de materias primas. La calidad de vida se acerca al promedio de la OCDE, en particular lo que se refiere a empleo e ingresos. En el primer informe estadístico de la OCDE, organización de la que somos miembros desde el año 2011, quedó en evidencia la brecha que hay en materias Salud. Por ejemplo, el gasto en salud en los países de la OCDE muestra diferencias que tienen que ver con su nivel de desarrollo. Así, mientras en EE. UU. el gasto total en salud representó un 16.9% del PIB en 2012, el gasto total en salud en Chile representó el 7.3% de su PIB, dos puntos por debajo del promedio de los países de la OCDE (OCDE, 2012, p. 2). Para el año 2018, el informe sitúa a Chile con un gasto que representa el 8,2% del PIB, muy por debajo de paises desarrollados como Francia con un 11,6%, en Alemania 11,3%, en Bélgica 10,9%, en Japón 10,3%, y en España 9%. A la hora de analizar en un ranking el gasto total en salud como parte del PIB, con un 8,2% Chile se ubicó en el puesto 23, por debajo de Eslovenia (8,3%) pero por encima de otras 12 naciones, entre ellas Corea del Sur (7,6%), Israel (7,4%) e Irlanda (7,1%). Los extremos se repiten en este listado, con EE.UU. en el primer lugar con un 17,2% del PIB, y México en la parte más baja, con un 5,4%. Aunque Chile incrementó la participación del gasto respecto al PIB, su gasto en salud per cápita retrocedió dos puestos en el listado donde se le compara con sus pares, situándose así como el cuarto país que menos gastó en ese ítem durante el año pasado. En esa categoría, nuestro país solo superó a Letonia, Turquía y México, que cierra el cuadro con USD$1.034. En 2012 Chile gastó USD$1.202 incrementando en 2017 a USD$2.000 per cápita. OCDE (2018) Por otra parte, según el último informe de la OCDE (2018), del total de recursos en salud que destina Chile, el 51,8% proviene de las arcas fiscales, ya sea a través de transferencias directas o por medio de contribuciones de seguridad social. Detrás de Chile aparecen EE.UU. y Suiza, lugares donde sus respectivos estados gastan menos de 50%. Sin embargo, nuestro país se encuentra más de 30 puntos debajo de países escandinavos, Bélgica y Japón, que destinan un 84% de sus recursos fiscales. El organismo destacó los avances observados en los países que destinan gran parte de los recursos públicos a la Salud. Un análisis realizado por el Centro de Estudios Públicos (Bruzzo, 2018, p.2), concluyó que el gasto per cápita real aumentó 50% entre 2012 y el 2016. Si hace seis años los chilenos destinaban $21.112 pesos mensuales en salud, en el 2016 el gasto llegó a $31.838 pesos, cifras que de acuerdo a antecedentes de la Superintendencia de Salud, seis de cada diez personas opinan que no lograrán pagar la atención que necesiten ante una enfermedad grave, pese a que el modelo de previsión en la Salud cubre al 97% de los chilenos. Esto porque el desembolso que no es cubierto por los seguros, Instituciones de Salud Previsional (ISAPRES) o el Fondo Nacional de Salud (FONASA), es uno de los más altos entre los países de la OCDE. El Gasto de Bolsillo en Salud (GBS) corresponde a los pagos directos provenientes de las personas en el momento que utilizan alguna prestación de Salud” (Ministerio de Salud, 2015), ya sea por el pago de consultas médicas, servicios dentales u hospitalarios, o la compra de medicamentos; dicho índice muestra la proporción del gasto destinado a Salud respecto al total de ingresos de cada familia. Este índice no solo ha crecido en los últimos años, sino que lo ha hecho mayoritariamente para las personas con menos recursos, y sobre todo para las prestaciones que no tienen previsión, como los medicamentos. Ante este escenario, el mercado chileno se vuelve mucho más atractivo para la industria farmacéutica a causa de los altos márgenes de utilidad que pueden generar, con registros de venta que muestran una clara tendencia al crecimiento. El mercado chileno ha creado cierta incertidumbre en la población respecto de las prácticas utilizadas por quienes comercializan los medicamentos, reconociendo prácticas incluso que atentan contra la libre competencia. Es así como, durante los años 2007 y 2008, el mercado farmacéutico chileno ha debido enfrentar el caso de colusión más importante de los últimos años, el caso de la colusión de precios de las tres cadenas farmacéuticas más importantes del país: Farmacias Ahumada, Salcobrand y Cruz Verde. (Tobar, 2011, p.8) Este hecho cambió la percepción de los compradores respecto de la industria farmacéutica, marcada por la desconfianza y la sensación de abuso por la fijación de los precios que estas compañías llevaron a cabo.

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