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Valoración de la tectónica y la erosión en la configuración neógena del frente de montaña andino entre los 28°30' y los 29°15'SGuaita González, Cindy Mariella January 2015 (has links)
Geóloga / El Frente de Montaña es el resultado de la interacción de procesos constructivos y destructivos del relieve. Considerando que la estimación de las tasas de erosión permite cuantificar los efectos de esta interacción y, con esto, reconocer la naturaleza de los procesos geomorfológicos operando a escalas de tiempo orogénicas, es que este trabajo presenta valores de tasas de erosión neógenas en el Frente de Montaña entre los 28º30 y los 29º15 S. La metodología seguida en este trabajo considera el reconocimiento de marcadores geomorfológicos, correspondientes a superficies de bajo relieve y frentes topográficos, a partir de los cuales se realiza una reconstrucción del relieve que permitirá calcular los volúmenes de roca erodados. Estos datos sumados a los antecedentes cronológicos disponibles en la zona de estudio permiten realizar el cálculo de las tasas de erosión.
Las características geomorfológicas y las relaciones espaciales de las geoformas identificadas indican que la zona de estudio se encuentra controlada por un proceso de pediplanización del relieve que se habría iniciado antes de los 18 Ma y que continúa hasta hoy. Perturbaciones en el nivel de base habrían restringido la pedimentación en períodos discretos generando escalones entre distintas superficies de pedimentación y en relación a la red de drenaje actual. La primera ocurriría en respuesta a la inversión de la Falla Agua de los Burros, hacia los 18 Ma, mientras que la segunda se relaciona con la apertura de la cuenca de la Depresión de Domeyko hacia el océano, después de los 9 Ma.
A pesar de estos cambios en el nivel de base, las tasas de erosión se han mantenido relativamente homogéneas en los últimos 20 Ma e, incluso, han disminuido en el tiempo. En una etapa temprana (18-9 Ma) se tienen tasas de erosión de de 24 m/Ma mientras que en una etapa tardía (últimos 7 Ma), se tiene un rango de 13-18 m/Ma. Estas tasas de erosión son concordantes con tasas de erosión calculadas en otras zonas andinas de similares características y las diferencias en magnitud están acordes a lo que plantean modelos evolutivos de pedimentos, conforme se avanza a un estado de equilibrio. Estos resultados sugieren que las variaciones de las tasas de erosión, así como las variaciones de agradación/incisión que se observan en el Frente de Montaña y el piedemonte se explican por la evolución del relieve ante procesos de pediplanización, no siendo necesario esgrimir la acción de tectónica o de cambios climáticos para explicarla.
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Evolución geomorfológica durante el neógeno del sector Quebrada Algarrobal, Región de Atacama, Chile (28°15'- 28°45'S)Pinochet Oviedo, Katherine Evelyn January 2013 (has links)
Geóloga / Este trabajo consiste en estudiar la evolución geomorfológica del Frente de Montaña asociado a la Cordillera Frontal durante el Neógeno, entre los 28°15 y 28°45 S, al noreste de la ciudad de Vallenar. Con el fin de evaluar la influencia de los factores tectónicos y erosivos en la formación, preservación y degradación del Frente de Montaña, se realizan análisis morfométricos en la cuenca de drenaje de la Quebrada Algarrobal y análisis de los rasgos geomorfológicos del Neógeno preservados en el sector sur de la Quebrada Algarrobal, tales como pedimentos, frentes topográficos y knickpoints. Autores de numerosos estudios han utilizado los pedimentos como base para evaluar la evolución geomorfológica del paisaje andino neógeno. Estos rasgos corresponden a superficies casi planas, escasamente degradadas por la incisión de los sistemas fluviales y que resultan de un balance entre alteración del sustrato y transporte de sedimentos.
A partir de análisis geomorfológicos, se definieron y agruparon remanentes de pedimentos separados por cuatro frentes topográficos, mostrando en conjunto, una morfología escalonada de cinco pediplanicies. Las cuatro pediplanicies orientales son de carácter degradacional, y la última, corresponde a una superficie agradacional. Según los parámetros morfométricos de las subcuencas tributarias estudiadas, estas representarían paisajes transitorios que preservan remanentes heredados; y según la morfometría de los canales principales, se identificaron cinco knickpoints, cuatro de ellos a lo largo de la Quebrada Algarrobal.
Integrando los antecedentes de la zona, los análisis morfométricos y geomorfológicos de este trabajo y las correlaciones realizadas con eventos de carácter regional y local es posible identificar cinco eventos mayores en la evolución geomorfológica neógena del Frente de Montaña: (1) Oligoceno Mioceno inferior: desarrollo de una extensa pediplanicie; (2) Mioceno inferior: pulso de alzamiento que genera la dislocación de la pediplanicie previamente formada y el origen del Frente de Montaña, como una unidad fisiográfica independiente, heredando la orientación NNE-SSW de la deformación incaica; (3) Mioceno inferior Mioceno medio: respuesta erosiva al alzamiento, cuya agradación y posterior acumulación de sedimentos habría generado un nuevo nivel de base, favoreciendo el desarrollo de pedimentos en altitud encajados a la pediplanicie previamente alzada; (4) Mioceno medio, nuevo pulso de alzamiento que habría involucrado a todo el antearco; (5) Mioceno superior Plioceno: respuesta erosiva al alzamiento anterior, determinada por procesos incisivos que habrían afectado a las pediplanicies previamente desarrolladas.
Así, se sugiere que la formación del Frente de Montaña, a la latitud del valle del Río Huasco, estaría controlada por procesos erosivos que afectaron a una extensa pediplanicie alzada, cuya degradación habría generado pedimentos encajados en altura y disrupciones geomorfológicas tanto en el relieve de los fondos de valles como en los interfluvios. Estas geoformas estarían, principalmente, controladas por la heterogeneidad litológica, la que a su vez fue determinada por el magmatismo y la deformación acomodada por fallas durante el Paleógeno. Por otra parte, la formación y el desarrollo de pediplanicies en altura permiten afirmar que no todas las pediplanicies pueden ser consideradas marcadores de alzamiento.
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