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Federación de estudiantes de la universidad de Chile y los límites imaginarios del conflicto estudiantil: una revisión a la discursividad y acción de la Fech tras el estallido estudiantil de 2011Muñoz Aguirre, Juan Pablo Esteban January 2013 (has links)
Tesis para optar al grado de Magíster en Comunicación Política / Circula entre académicos, políticos, medios de comunicación, ciudadanos y candidatos la idea de que el aporte del movimiento estudiantil fue algo así como “plantear el problema de la educación”. Esta idea surgió primero en la discursividad de Felipe Bulnes cuando asumió la cartera más conflictiva del gabinete en julio del 2011. Fue una idea que tuvo impacto porque fue la primera concesión que el oficialismo hizo a los estudiantes: gracias por hacer notar el problema.
La habilidad de la afirmación de Bulnes descansa no sólo en lo que concede, sino también en lo que conduce a pensar y en lo que oculta. Lo primero es obvio: si hay un problema, es preciso resolverlo. Pero lo segundo, la parte escondida del discurso, es de hecho el asunto central de esta investigación. Cuando Bulnes reconoce que los estudiantes han hecho notar el problema esconde que también ha sido señalada la causa de ese problema. Esa causa se vuelve una materia conflictiva que para el poder sería mejor esconder.
La crisis del modelo educativo, según los estudiantes, tiene un origen claro: el lucro. Esta es, por supuesto, una posición ideológica por cuanto encuentra el núcleo de un problema real en los principios que han orientado el modelo. Es también una posición política cuando intenta desafiar esos principios y sustituirlos por unos nuevos. Siendo, entonces, ideológica y política la causa, es claro que para el ministro que llega a resolver el conflicto sea más conveniente esconderla de lo que podría ser consenso sobre el fenómeno.
El punto de partida de este trabajo, entonces, no es desinteresado. Tiene una premisa fundamental: el movimiento estudiantil no sólo aportó al problema educacional señalándolo, sino que –más importante aún- apuntó al origen del asunto y con ello generó una controversia política e ideológica.
Una segunda aproximación al movimiento estudiantil que ha sido común es aquella que intenta medirlo según sus acciones: hay movimiento cuando los estudiantes protestan. Esto esconde menos y de hecho, como analizaremos más adelante en este trabajo, es una cuestión fundamental. Sin estudiantes el movimiento no es posible. Y si seguimos la argumentación de Bulnes, tampoco las protestas serían necesarias una vez que éstas ya han cumplido con acusar el problema. Se conformaría así la idea de que el movimiento estudiantil sólo es necesario cuando tiene que denunciar el problema, cumplida esa tarea su movilización es inútil.
En este pliegue se vuelve entonces más notoria la utilidad política de aquello que la afirmación popularizada por Bulnes esconde: si la tarea del movimiento es denunciar, una vez hecha la denuncia nada más queda pendiente.
Nuestra hipótesis es opuesta a dicha operación argumental. Si el movimiento en su estallido del 2011 sostuvo una posición ideológica y política desde la cual cambiar el modelo educativo, su rol ha de ser sostener la posición hasta que el modelo cambie en el sentido que la posición -política e ideológica- indica.
Esto es de lo que se trata la presente investigación. Este trabajo ha sido la síntesis entre mis estudios de Magíster en Comunicación Política y mi colaboración como periodista y funcionario en el equipo de comunicaciones de la Fech entre diciembre de 2011 y septiembre de 2013. Desde ambas perspectivas, he encontrado en común la necesidad de mirar el problema de la educación en Chile como un problema político. Por otro lado, la dualidad de miradas me ha permitido poner esto en cuestión; la demanda educativa se produce al interior mismo del modelo y clama en sus límites para reproducirlo. Esa dualidad dentro / fuera ha sido fundamental para abordar el problema desde la necesidad de imaginarlo, de comprender sus relaciones, de subvertirlo.
Pienso este trabajo como una indagación en las fronteras del conflicto que saca provecho de las posibilidades de mirar el problema desde distancias distintas. Esta tesis intenta poner esas distancias en relación, cartografiarlas, comprenderlas.
En el primer capítulo hacemos una revisión de los orígenes del modelo educativo chileno, cuestión para lo cual es necesario volver a los principios con los que el modelo fue implementado durante la dictadura de Augusto Pinochet. Así también, en ese primer momento de la hipótesis, rastreamos los elementos a través de los cuales dichos principios ideológicos se convierten en políticas públicas, orden institucional e incluso cultura y sentido común. A partir de esto ponemos atención sobre los límites del modelo ideológico y cultural, puesto que en ellos se alberga la posibilidad de protesta y quiebre con el modelo. El primer capítulo está orientado a responder el primer problema de la hipótesis: el movimiento sostiene una posición ideológicamente opuesta al orden.
En el segundo capítulo consideramos que la posición ideológica toma un cuerpo político cuando rompe con la ideología del orden en términos de superar su conflicto político (en el eje autoritarismo-democracia), de proponer uno nuevo (en el eje mercado-derechos) y de disponer los cuerpos y las actitudes en un sentido contrario al individualismo. Este capítulo analiza también algunos de los significados movilizados por el estallido estudiantil de 2011 y propone una reflexión en torno a las irrupciones en el orden de lo visible que allí se escenifican.
En el tercer capítulo abordamos cómo queda el conflicto estudiantil después de que sus principales protagonistas –los estudiantes- se repliegan a fines de 2011. Esto ocurre al tiempo que asume un nuevo ministro de educación en el marco del despliegue gubernamental de una ofensiva para tomar el control de la agenda y restituir el orden. Esa ofensiva amenaza con el cierre del nuevo conflicto político y el capítulo aborda cuáles fueron las acciones y énfasis discursivos sostenidos por la principal vocería del movimiento estudiantil, la Fech, para enfrentar dicho escenario.
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