Este trabajo experimental propone una solución sostenible para la construcción mediante el uso de ladrillos hechos de micelio fúngico y aserrín. La idea surge del problema ambiental que enfrenta el mundo debido a la explotación de materias primas no renovables para la fabricación de materiales de construcción convencionales. En este estudio, el micelio de Pleurotus Ostreatus se mezcló con tres sustratos de diferentes granulometrías: aserrín (MA), virutas de madera (MB) y una mezcla de aserrín y virutas (MC), en proporciones de 10% de micelio y 90% de sustrato. Después de dejar la mezcla en condiciones húmedas durante unos 30 días para permitir un crecimiento óptimo del micelio, se extrajo del molde como un solo bloque sólido y se sometió a pruebas físicas y mecánicas. Los resultados de estos ensayos arrojaron una resistencia a la compresión máxima de 2.81 kg/cm2 perteneciente a la MC y una mínima de 2.38 kg/cm2 para la MA; un módulo de rotura máximo de 3.53 kg/cm2 perteneciente a la MC y un mínimo de 2.59 kg/cm2 para la MA; una densidad de 0.08 g/cm3 para a la MA, 0.15 g/cm3 para la MB y 0.19 g/cm3 para la MC; en absorción se obtuvo un 63.95% para la MA, 30.11% para la MB y 15.4% para la MC; respecto al análisis de costos de producción se halló que es un 28% más barato que un ladrillo convencional de arcilla y un 37% más barato que un ladrillo casetón de tecnopor. En conclusión, este estudio demuestra que el uso de ladrillos hechos a base de micelio fúngico y aserrín podría ser una alternativa sostenible y rentable para el sector construcción.