Aborda la idea de autoconciencia porque se considera que es una idea de crucial importancia cuando se desea comprender la vida consciente. Esta idea se basa en afirmar que todo acto de conciencia no se da de forma anónima, sino que va acompañado de una conciencia de sí inherente al acto mismo. Sin embargo, afirmar esto merece una dilucidación previa de la propia conciencia para, a partir de esta dilucidación, fundamentar la existencia de la autoconciencia y no tomarla como una simple “ilusión teórica”. El camino que se ha tomado para esta dilucidación está guiado por la perspectiva fenomenológica, en especial por la fenomenología sartreana. El primer capítulo, bajo el título “La autoconciencia no reflexiva” explicita “el paradigma de la conciencia reflexiva” (primer apartado) que ha servido para tomar a la autoconciencia como autoconocimiento y, como consecuencia de esta equivalencia hemos caído en “el problema del regreso al infinito” (segundo apartado) el cual presupone una serie indeterminada de conciencias que serían sujeto y objeto, a la vez, de otras conciencias. Ante este problema, y partiendo de la idea de cogito prerreflexivo, se afirma que la autoconciencia es una forma básica de autodación experiencial en primera persona, a la que denominaremos “autoconciencia primera” (tercer apartado), que no implica desdoblamiento ni objetivación de la conciencia consigo misma. El segundo capítulo, bajo el título “La autoconciencia no egológica” comienza explicitando “el paradigma de la conciencia egológica” (primer apartado) desde el cual se presupone que toda conciencia se caracteriza por tener un Yo, ya sea de forma substancialista o como principio de unificación, pero esta presuposición lleva a tomar problemáticamente a la conciencia como sujeto cayendo así en lo que denominamos “el problema del sujeto” (segundo apartado). Para evitar caer en dicho problema, la idea de cogito prerreflexivo nos será de utilidad porque nos permitirá pensar en una conciencia que no necesita de un Yo para ser consciente de sí misma, es decir, en una autoconciencia como “autoconciencia translucida” (tercer apartado) que es un campo fenomenológico puro en donde el Yo no tiene lugar alguno. El tercer capítulo, bajo el título “La autoconciencia: ipseidad” empieza declarando que la autoconciencia, entendida desde el cogito prerreflexivo, es una egoidad fundamental que toda conciencia tiene de ser. Esta egoidad, según nuestro punto de vista, se manifiesta en la idea sartreana de ipseidad. De ahí que consideraremos, a la ipseidad, como la “experiencia subjetiva” (primer apartado) de la propia conciencia. Pero por “experiencia subjetiva” no se entenderá el vínculo abstracto de la conciencia consigo misma, sino la autoconciencia que se da desde la corporalidad; es decir, la ipseidad será, también, “experiencia corporizada” (segundo apartado) y es gracias a esta corporización que los seres humanos podrán ser conscientes de sí mismos desde una relación con el mundo, mundo en el que se experimenta, de manera primordial, la presencia del otro desde la ipseidad la cual, como se sostiene al final de este capítulo, se revelará como “experiencia intersubjetiva” (tercer apartado). / Tesis
Identifer | oai:union.ndltd.org:Cybertesis/oai:cybertesis.unmsm.edu.pe:cybertesis/10046 |
Date | January 2018 |
Creators | Cotrina Cosar, Juan Pablo |
Contributors | Dávila Morey, Dante |
Publisher | Universidad Nacional Mayor de San Marcos |
Source Sets | Universidad Nacional Mayor de San Marcos - SISBIB PERU |
Language | Spanish |
Detected Language | Spanish |
Type | info:eu-repo/semantics/masterThesis |
Format | application/pdf |
Source | Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Repositorio de Tesis - UNMSM |
Rights | info:eu-repo/semantics/openAccess, https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/ |
Page generated in 0.0016 seconds