Memoria para optar al título de periodista / El autor no autoriza el acceso a texto completo de su documento / Que simplemente vivan los estudiantes. Que vivan los pingüinos, los universitarios, los chascones, los rubios, los morenos, los mateos, los flojos. Que vivan todos aquellos que durante 2011 lograron despertar a una atemorizada ciudadanía, presa aún de los miedos y heridas que dejó la dictadura en un Chile herido y dormido.
Que vivan, sobre todo, aquellos líderes que, con poco o nada de experiencia política, movilizaron a miles de personas en todo Chile. Aquellos quienes prestaron su rostro, su tiempo, sus ideales y sus sueños a un movimiento que logró demostrar con hechos prácticos el derrumbe de la educación chilena.
Sus nombres son conocidos y para quien los mencione le evocan respeto. Uno que se ganaron como articuladores, gestores y grandes estrategas de la lucha política y social en Chile. Nada es gratuito, cada uno de los frutos que los dirigentes estudiantiles de las federaciones universitarias de 2011 cosechan en la actualidad, no son más que consecuencias de su trabajo logrado entre muchas manos.
Y pese a que muchos mencionan la formación política familiar como una de las principales razones para el éxito de representatividad de estos jóvenes, la verdad es que su pasado fue igual que el de cualquier joven de clase media que creció durante la Transición hacia la democracia y con padres muchas veces ignorantes de la vida política y partidista.
Se criaron entre juegos infantiles, recordadas golosinas como “los media hora” y la música noventera que terminó por liderar el pop. Así crecieron y se desarrollaron Camila Vallejo, Giorgio Jackson, Camilo Ballesteros, Camila Donato, Guillermo Petersen, Macarena Godínez y Patricio Contreras. Todos ellos ex presidentes de distintas
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federaciones universitarias de todo Chile. Y todos ellos entrevistados aquí durante largas sesiones para ir contando cada minuto de un año 2011 cargado de futuro. La mayoría se crió en barrios de comunas populares de Santiago y regiones, y tenían como sueño ser grandes deportistas, campesinos e incluso bomberos.
Ninguno de esos sueños se les cumplió, pero poco a poco comenzaron a destacar en distintas áreas como el deporte, la pintura, la música y, en el caso de algunos más precoces, en la política. Durante la adolescencia muchos pensaron en que tal vez podrían estudiar algo relacionada con las áreas en donde se estaban perfeccionando. Sin embargo, y afortunadamente para todo un país, no lo hicieron.
La mayoría de los dirigentes, protagonistas de las próximas páginas-, tuvo gustos y preferencias muy distintas respecto de la carrera de la que muchos ya están egresados. La decisión de entrar a las universidades a las que ingresaron a estudiar lo que estudiaron fue casi coincidencia o una opción de último minuto. Eso sí, todo estuvo condicionado a un filtro de ingreso a los establecimientos de educación superior: la Prueba de Selección Universitaria (PSU). La misma prueba por la que salieron muchas veces a marchar por una de las herramientas que hace que la brecha entre colegios privados y públicos se extienda cada vez más.
Identifer | oai:union.ndltd.org:UCHILE/oai:repositorio.uchile.cl:2250/133224 |
Date | January 2013 |
Creators | Vallejo Dowling, Javiera, Reyes Riquelme, Carolina |
Contributors | Poo Figueroa, Ximena Andrea, Instituto de Comunicación e Imagen |
Publisher | Universidad de Chile |
Source Sets | Universidad de Chile |
Language | Spanish |
Detected Language | Spanish |
Type | Tesis |
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