Magíster en artes con mención en composición musical / Hoy en día, en el ámbito de la música escrita, existe un consenso más o
menos universal en torno al hecho de que los compositores deben ser capaces de
explicar los fundamentos de su trabajo creativo. Esta necesidad de autoexplicación, que se vuelve exigencia en el contexto académico, se refleja también en todos aquellos auditores que antes de escuchar una obra musical se detienen a leer el obligado comentario del compositor acerca de su trabajo disponible en el programa de mano de la mayoría de los conciertos de música actual. El hecho de que a nadie se le ocurriría menospreciar a Ludwig van Beethoven por no habernos dejado una detallada explicación de su Novena Sinfonía nos habla de un cambio de paradigma en la estética musical que se relaciona también, de manera más general, con un cambio en el lugar del individuo dentro la sociedad occidental.
Efectivamente, más allá de las razones que explican esta tendencia en el caso
particular de la música (ciertamente relacionadas con el abandono de la armonía
tonal como lenguaje universal y la consecuente necesidad de cada compositor de
encontrar un discurso teórico que valide su propuesta creativa) es posible
establecer un paralelo entre la práctica de la auto-explicación estética y uno de los
grandes temas de la filosofía occidental desde Hegel: aquél de la auto-conciencia Así, podemos afirmar que este fenómeno no constituye una excepción, si no más
bien la regla dentro de un contexto social que ha puesto a la libertad individual –
esto es la libertad de decidir libremente los propios gustos, aficiones, y maneras de expresarse – por sobre los grandes relatos comunitarios. En ese sentido, es
interesante señalar que la necesidad de auto-explicación se presenta también en
otros medios de expresión como las artes visuales, el teatro o la danza, pero no en
aquellos que guardan una relación más directa con el público masivo, como el cine, la literatura, el teatro, e incluso la música comercial, donde impera la rentabilidad como parámetro de calidad. La necesidad de auto-explicación parece por lo tanto estar reservada para lo que se considera hoy como “Arte” con mayúscula. Podría decirse incluso que el ejercicio de la auto-conciencia constituye la conditio sine qua non del arte en la actualidad; un punto de partida, una página en blanco, uno de los fundamentos y tal vez una de las razones del impulso creativo. Así las cosas, más vale enfrentarlo de una vez por todas y desde el comienzo. Surgen de esa forma, y de manera urgente, las siguientes preguntas preliminares: ¿Por qué componer? ¿Para quién? ¿De qué manera? A partir de la noción filosófica de la autoconciencia, intentaremos dar respuesta a estas interrogantes y entregar a través de ellas una definición personal de la obra de arte y sus necesidades. Así, surgirán dos características fundamentales de la obra de arte que serán la hoja de ruta de nuestra reflexión posterior: su inevitable contingencia y su problemática relación con el auditor.
Identifer | oai:union.ndltd.org:UCHILE/oai:repositorio.uchile.cl:2250/152961 |
Date | January 2018 |
Creators | Pacheco Estefan, Jorge Luis |
Contributors | Cori Traverso, Rolando, Facultad de Artes, Escuela de Postgrado y Postítulo. |
Publisher | Universidad de Chile |
Source Sets | Universidad de Chile |
Language | Spanish |
Detected Language | Spanish |
Type | Tesis |
Rights | Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Chile, http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/cl/ |
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