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Prensa y narcotráfico: el temor a investigar?

Memoria para optar al Título de Periodista / El autor no autoriza el acceso a texto completo de su documento / Darby Shaw es una veinteañera estudiante de leyes que -sin sospecharlo- de pronto se ve enredada en un intrincada conspiración. En un mismo día han sido brutalmente asesinados dos jueces de la Corte Suprema de los Estados Unidos. La antigua relación de una de las víctimas con su actual pareja, motiva que Darby Shaw se de a la tarea de elaborar una teoría capaz de explicar las extrañas muertes, a simple vista carentes de una conexión en común. Sin embargo, luego de varios días de estudiar detenidamente archivos y casos judiciales, la estudiante llega a concluir que ambas muertes no fueron fruto de una sencilla coincidencia. Darby Shaw elabora un informe que sostiene la tesis de que los dos jueces de La Corte Suprema, fueron víctimas de un sucio complot que compromete a la Casa Blanca. Los magistrados asesinados compartían un alto aprecio y respeto por la ecología, el que amenazaba con truncar los millonarios intereses del más generoso contribuyente a la campaña presidencial del mandatario norteamericano de turno. El empresario Víctor Mattiece pretendía extraer petróleo de una zona que albergaba variadas especies de aves en peligro de extinción, y la oposición que despertó tal iniciativa desencadenó un proceso judicial que se tramitaba desde hace varios años. La resolución final se esperaba para algunas semanas más tarde de la fecha en que se cometieron los crímenes y, en ella el predecible fallo de los dos jueces asesinados sería clave.
Inocentemente, sin mayores pretensiones y sólo como uno más de sus deberes universitarios, Darby Shaw enseña su teoría a su novio y a la vez profesor. Este último a su vez se la muestra a un abogado amigo del FBI, y unos días más tarde el novio de Darby Shaw muere en un brutal atentado preparado para ambos, pero del que Shaw escapa providencialmente. Todos los que conocen su informe, repentinamente encuentran la muerte, y Darby Shaw es la única testigo de la existencia de un revelador informe, sobre el que el gobierno norteamericano no escatima en medios para hacerlo desaparecer. Sin saber que pensar y en quién creer, y consciente de estar corriendo a ciegas sobre un campo minado, Darby Shaw confía su historia y su vida a un personaje en particular: el periodista del Herald de Washington, Gray Grantham.
Aunque sólo se trata de una excelente historia de ficción de pluma del destacado escritor norteamericano John Grisham, y protagonizada por Julia Roberts y Denzel Washington, su historia resulta interesante para este trabajo por un detalle en particular. Sin duda que la confianza que la pelirroja actriz deposita en el papel del periodista, no se debe a una decisión azarosa y gratuita. El eje que mueve gran parte de la historia construida por John Grisham, es el respeto y confianza que la sociedad estadounidense otorga a un periodismo honesto, exhaustivo, veraz y comprometido. Y en ese cuadro, el personaje protagonizado por el moreno actor interpreta a sólo uno de los tantos artesanos norteamericanos de una prensa libre e imparcial, que históricamente ha dejado a un lado miedos e hipocresías, para revelar escándalos como Watergate, los llamados “Documentos del Pentágono”, y seguramente muchos casos más. Y aunque esta historia versa sobre un caso de tráfico de influencias, lo cierto es que bien pudo ser pensada para tratar sobre el tráfico de drogas. Porque está claro que el narcotráfico es una constante inquietud para la prensa del país del norte, inquietud acorde a un fenómeno que importa grandes amenazas y que en su afán de expandir sus influencias por el mundo, no da tregua alguna. Es más, el periodismo estadounidense ya cuenta en sus archivos con un precedente de este tipo, la revelación del polémico caso llamado “Irangate”. Pero lo que resulta interesante en este punto, es intentar adivinar las predeciblemente penosas reacciones que la creación de una historia de este tipo -ya sea en el cine o en la literatura nacional- provocarían en la prensa y el público chileno. Difícilmente espectadores y periodistas lograrían verse identificados e interpretados, por una realidad que no llega ni a los talones de su similar norteamericana. Porque lo cierto es que, -además de muchos otros asuntos- el tema del narcotráfico, no es a simple vista una de las preocupaciones de los medios de comunicación en Chile. Se habla de él como si estuviera a años luz, y como si el país se encontrara protegido por alguna mágica estela que impediría la intromisión de los narcos y sus delitos en nuestras fronteras.
Con el propósito de buscar los motivos por los que nuestra prensa no se hace eco de un mal que -como pocas cosas- goza de un negativo consenso mundial, es preciso partir por ahondar sobre las características del fenómeno del narcotráfico. Saber como éste opera; conocer sus redes y estructuras, sus pasos y ambiciones; sus rastros y consecuencias, y también cuán cerca está de nuestras tierras.
Ya enterados de los alcances del narcotráfico, resulta adecuado saber cuáles son los motivos generales que mueven a los medios de comunicación y sus periodistas. Las responsabilidades y esperanzas que en el periodismo se depositan, los mitos y fantasías que el ejercicio periodístico despierta y cobija; el rol que se le atribuye y las esferas que se le vetan; cuánto se le permite y cuánto se le niega. Se debe, entonces, necesariamente reparar en como medios y reporteros se manejan en sus relaciones con el poder económico, político y social, relaciones que finalmente determinan como actúa la prensa en un país determinado. Aquí surge la tarea de identificar las influencias que rayan la cancha: quien pesa más al momento de dictar las reglas que rigen el encuentro; saber quienes son en definitiva los que arbitran y conducen el reñido juego entre la prensa y el poder en nuestro país. Y por cierto, también se debe examinar si el periodismo nacional tímidamente se somete a estas reglas, o si por el contrario, se revela y emancipa. Ver si es tan fuerte su apetito de verdad, que con ello reporteros y medios logran superar las barreras que muchas veces impiden entregar información veraz a sus públicos.
Y a estas alturas, cabe preguntarse sobre los alcances mundiales del periodismo de investigación. El porqué esta modalidad aparece como esencial e imprescindible y, si ésta se ha ejercido oportuna y responsablemente en Chile. Hay que lograr identificar cuál es el propósito que se persigue y si se logran sortear con dignidad los obstáculos que encuentra en el camino. Obstáculos que previamente se debe identificar y detallar: saber cuál es el marco legal que protege o condena la labor de la prensa en la investigación de temas públicos o privados; conocer sus aciertos y falencias, y también las prioridades que a favor de uno u otro bando la ley considera al respecto.
Finalmente, creemos preciso y fundamental, exponer los principales hechos que han motivado esta investigación en particular. Aquellas evidentes señales que con demasiada frecuencia nos recuerdan que Chile no está libre del tráfico de drogas y de sus males anexos. Los casos que han confirmado rotundamente que los narcotraficantes, su droga, sus dineros, sus delitos, y también sus excéntricas costumbres, están ya desde hace muchos años en estas tierras.

Identiferoai:union.ndltd.org:UCHILE/oai:repositorio.uchile.cl:2250/138629
Date January 1998
CreatorsContreras Montenegro, Mariela andrea, Oschilewski Lucares, Carlos Cristián
ContributorsFuentes Vera, Cristián, Instituto de Comunicación e Imagen
PublisherUniversidad de Chile
Source SetsUniversidad de Chile
LanguageSpanish
Detected LanguageSpanish
TypeTesis

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