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Francisco Romero como normalizador de la filosofía en Latinoamérica

¿Puede la filosofía ‘normalizarse‘, esto es, incorporarse a la sociedad y a la cultura como un
aspecto sustancial, una dimensión imprescindible, una ‘función ordinaria de la cultura’ vigente, como decía Romero que en eso básicamente consistía la por él denominada ‘normalización’ de la filosofía en Latinoamérica? ¿Puede consumarse ese hecho y que la filosofía sea aceptada en el imaginario social, ideológico y cultural sin más, así de fácil, y que no sea rechazada por la sociedad sino aceptada, y el filósofo gane, consecuentemente, un status, una posición en el orden social de la (palabra griega en la tesis original: polis), en la república platónica, y que la filosofía se filtre en las conciencias y en la subjetividad pensante de los ciudadanos, marcando pautas de orientación en la vida y en la cotidianeidad? Más allá del tufillo platónico que este problema pueda encerrar, ¿cuánto de filosofía ha aceptado la sociedad en la historia, o qué lugar le corresponde a la filosofía –y, al interior de ella, al filósofo- en la (palabra griega en la tesis original: polis) hoy empapada de una vorágine hedonista y presentista en la cual, al parecer, nada hay más ausente en el alma de la gente que la filosofía y sus afanes hipercríticos, moralizadores y visualizadores? ¿No sería más lógico pensar que la sociedad
contemporánea, como diría Byung-Chul Han, se hace inmune a la crítica quitándose de encima suyo a la filosofía, su alter ego metamorfoseado en su otredad y expulsado de su ámbito precisamente por tornarse como un tábano socrático, desesperado por explicaciones trascendentales a una enfermedad que está aquí a la vista? En verdad, yo no sé si esta utopía es perfectamente admisible o realizable, sobre todo cuando la evidencia histórica muestra que la tensión (ideológica y política) entre el pensador y la (palabra griega en la tesis original: polis)no necesariamente se ha resuelto siempre de modo tan primaveral, como lo muestra palmariamente el caso del viejo Sócrates porque, como nos lo recuerda Luciano Canfora, “en el mundo antiguo, esta tensión entre filosofía y poder político parece haber sido particularmente aguda. Por una u otra razón, los personajes de los que nos hemos ocupado fueron víctimas de tal situación: o bien
personalmente, en el curso de su vida, expuesta a diversos peligros, o bien porque las ideas que ellos profesaron fueron objeto de alarma y de rechazo, cuando no de una auténtica demonización. Más tarde, con el cristianismo como religión dominante, que supo atraer a su seno el ánimo y el pensamiento de las clases dirigentes del mundo helenístico-romano, la situación empeoraría aún más”. Empero, ¿es posible que la filosofía se ‘normalice’, a despecho de todo eso?

Identiferoai:union.ndltd.org:Cybertesis/oai:cybertesis.unmsm.edu.pe:cybertesis/4447
Date January 2015
CreatorsSánchez Paredes, Carlos Miguel
PublisherUniversidad Nacional Mayor de San Marcos
Source SetsUniversidad Nacional Mayor de San Marcos - SISBIB PERU
LanguageSpanish
Detected LanguageSpanish
Typeinfo:eu-repo/semantics/bacherlorThesis
SourceRepositorio de Tesis - UNMSM, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Rightsinfo:eu-repo/semantics/openAccess

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