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Participación de la música en la formación de la identidad cultural de un país

Memoria para optar al título de Periodista / El autor no autoriza el acceso a texto completo de su documento / Quiero empezar con esta memoria explicando que, más que un reportaje periodístico las siguientes páginas pueden resultar un relato tan personal y arbitrario que no descarto la posibilidad de no cumplir con la meta de obtener el título de periodista. Pero, haciendo mío el rumor de que el periodismo dejó de ser una práctica científica, objetiva e imparcial, medible y cuantificable con precisos instrumentos, me permitiré hacer periodismo por las mías.
Pues bien, aprovechando la libertad que me concede la honorable práctica de la titulación y que me han restado los medios de comunicación formales en los que he trabajado, procederé a extenderme sobre un tema que para mí resulta tan apasionante que sería francamente un logro no aburrirlos con mis tribulaciones y las conversaciones sostenidas en torno a un tema tan vapuleado como la identidad y, específicamente, al rol que le cabe a la música en la construcción de ella. Aunque, si es menester equivocarse, bien podría yo estar partiendo muy erradamente al consignar un principio a una historia que es el símil perfecto del huevo y la gallina.
Si algo me permite asegurarles que este reportaje por lo menos no los abrumará es, en primer lugar, porque mi acercamiento a la música está lejos de la erudición y porque eventualmente podemos estar de acuerdo, mis lectores y yo, con algunas de las atractivas declaraciones que mis entrevistados aportan a este trabajo. Eso incluso me atrevo a garantizarlo, por la trayectoria indiscutible de artistas como Horacio Salinas (director artístico de Inti Illimani), Jorge González (cantautor y fundador de Los Prisioneros), de Claudio Parra (pianista y músico fundador de Los Jaivas) y de Rubén Nouzeilles toda una autoridad en cuestión de música popular chilena, debido a que es responsable de gran parte del catálogo local del sello discográfico EMI Odeón y, en cierto modo, descubridor de Violeta Parra, cuando asumió la dirección artística de esa compañía a fines de los 50.
La lista, tal como la ofrecí en el proyecto de memoria y como corresponde a un tema tan amplio, era más larga y diversa, pero al cabo de un año, de más de cuatro horas de conversaciones, de lecturas, recuerdos y divagaciones, comprendí que era tiempo de escribir. No hacerlo me ponía en riesgo no sólo de no titularme, sino de dejar pasar la vanidosa oportunidad de la libertad de expresión, derecho que me siento en el deber de cumplir. Y deber digo, todavía más vanidosa, por tratar de decir que no quiero que se olviden nombres como el de Violeta Parra o Víctor Jara, entre muchos que se perderán en el tiempo.
Me da escalofríos pensar mi vida sin estos nombres y, de alguna forma, casi puedo entender que Chile sea lo que es, si creció proscribiendo y marginando a estos verdaderos superhéroes de la cultura local. Mi memoria, entonces, es una batalla personal contra el intento que tuvo la historia por esconder de mí, con censura y represión, parte de, parafraseando a Isabel Parra, lo que más quiero.

Identiferoai:union.ndltd.org:UCHILE/oai:repositorio.uchile.cl:2250/138432
Date January 2000
CreatorsBade Mejias, Gabriela
ContributorsZeran Chelech, Alia Faride, Instituto de Comunicación e Imagen
PublisherUniversidad de Chile
Source SetsUniversidad de Chile
LanguageSpanish
Detected LanguageSpanish
TypeTesis

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