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Campañas electorales : soportes : comunicaciones y periodisticos

Pinilla Matamala, Natalia January 1998 (has links)
Seminario para optar la grado de Licenciado en Comunicación Social / El autor no autoriza el acceso a texto completo de su documento / Incidir en la opinión pública, lograr apoyos, acuerdos para una meta en común, ha sido siempre el desafío de la política en la búsqueda del poder a través de las mayorías que, en una sociedad democrática, le permite gobernar. La política concebida como el arte de gobernar ha sufrido en el ultimo tiempo, no sólo a nivel nacional sino que mundial, más de un traspiés. La imagen de los políticos y la política va en constante deterioro. En Chile este fenómeno se repite y se acrecienta. Las últimas elecciones fueron un definitivo llamado de alerta para los políticos En el análisis que realiza Genaro Arriagada en su libro¿ Hacia un Big Bag de los partidos políticos, indica que “Los partidos atraviesan - en el mundo entero y en la derecha, el centro y la izquierda - por un generalizado descrédito que partiendo de ellos, se extiende hasta alcanzar a todo el sistema político. No cabe duda de que Chile es parte de esa crisis universal de credibilidad y confianza de que estamos hablando. Según encuestas de opinión, los chilenos consideran a los partidos, al parlamento, y a los políticos entre los elementos que gozan de menor prestigio social. Identificar las causas de esa disconformidad, en el caso específico de nuestro país, no es fácil. Agrega el politólogo que “De partida, y aunque parezca sorprendente, ella no es de carácter político, en las crisis políticas normalmente se dan sistemas de partidos fuertes, capaces de tensionar el aparato estatal. En 1969-1973, los partidos chilenos eran poderosos, tenían claro sentido ideológico, impulsaban con convicción proyectos de cambio global, convocaban militantemente a millones de personas y ellos, por supuesto, no sufrían ninguna crisis... pero el resultado para el total del sistema político fue una enorme crisis. No es el caso actual, Chile puede vanagloriarse de ser una de las más exitosas transiciones a la democracia habidas en las dos últimas décadas y si bien el prestigio de los partidos y el Parlamento es muy bajo, la percepción de los ciudadanos es que los valores políticos como la estabilidad, la seguridad, la esperanza de progreso personal están altamente logrados.” ... “Sin embargo, la deserción es masiva y la actividad política en Chile no es mejor valorada que en naciones donde la eficacia del sistema está cuestionada” Este cuestionamiento a nivel de los partidos políticos hace especialmente dificultosa la labor de los profesionales de la comunicación social que han optado por esta veta - nueva, por los menos en Chile - de su actividad profesional. El trabajo de relaciones públicas, y descrito en forma más estricta como de asesores de comunicaciones, requiere no sólo de conocimientos básicos de la teoría de la comunicación social, de formación de opinión, propaganda e incidencia de medios de comunicación, sino que además exige un amplio conocimiento de la realidad nacional y local, donde desarrolla su labor. Se trata de un conocimiento adecuado del mensaje, de los canales y de los receptores. Tarea no fácil y nunca acabada. Enfrentar una campaña electoral, desde la perspectiva comunicacional y periodística es un desafío que los profesionales de la comunicación están asumiendo cada vez más. Ello, avalado por la necesidad de los candidatos y colectividad políticas de “llegar” efectivamente con su mensaje a la amplia masa electoral, muchas veces desconocida, y a la cada vez más difícil percepción de cuáles son los elementos que permiten una “conversión” de los votantes hacia sus propuestas. Estos electores no son una masa informe. Actualmente piden, exigen, juegan el doble papel, saben que su voto vale, pero como valor de cambio para obtener algo. Una situación registrada en la última campaña electoral parlamentaria de Diciembre 1997, pueda tal vez graficar esta situación, sobre la cual aún no se ha ahondado la suficiente : Una vendedora de empanadas en el transbordador que cruza el Canal de Chacao, usaba los distintivos de candidatos, así como percibiera las simpatías del público, y prometía su voto a cambio de la compra de sus productos. Esto no es en absoluto una situación única. Las peticiones a los diferentes comandos de campaña supera la más fértil imaginación. A cualquiera que se le preguntara señalaría que hay reuniones políticas en que el licor no puede estar ausente, así como el pago de cuentas de luz, agua, pasajes, vestimenta, madera para reparar casas y hasta cocinas a leña, dependiendo el sector. Esto a cambio de su voto y el de su familia. No se trata de una situación nueva. Esto reemplaza la mitad de un billete que se daba antes... pero ello da cuenta que el sistema democrático, y la elección libre y consciente, de los ciudadanos está aún lejos de ser lo que muchos suponen. Los votantes eligen a sus candidatos por las razones más diversas, sin embargo, en un estudio más profundo es posible determinar algunas corrientes de opinión que permiten desarrollar una campaña comunicacional que obtenga resultados positivos. Se podría señalar que en general no se trata de un voto pensado. Tal vez el voto más consciente es el nulo y blanco. Ambas opciones plantearon una voz de alerta con respecto al riesgo que ello implica a un sistema democrático que se queda con cada vez menos actores. Las campañas electorales no se basan sobre grandes y trascendentes temas nacionales o locales, el acercarse a lo que la gente quiere, desdibuja los planteamientos importantes... Es probable que la principal función de los profesionales en el tema sea determinar qué es lo que la gente quiere, como lo quiere, de qué forma se lo decimos a través de qué canales y con qué mensajes. La imagen negativa que tiene la política, los políticos, la propaganda como un oscura forma de manipulación, hace que este trabajo aún se deje en manos de quienes no conocen en profundidad el tema, o que éticamente no respondan a las exigencias de una sociedad democrática. Asimismo, los periodistas carecemos de una formación más profunda acerca de este tema. Ultimamente, el periodismo ha caído exclusivamente en el conocimiento de técnicas, pero ha dejado en manos de otros, la elaboración y el conocimiento de la comunicación como la globalidad que nos impone los nuevos desafíos de una carrera sobresaturada, donde es necesaria la búsqueda de nuevos campos. Este trabajo, pretende sólo abrir las puertas a este desafío, establecer - si es posible - algunas líneas básicas y determinar que es imposible realizar un trabajo de ésta u otras características en el campo de la comunicacional, alejados de la gente.

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