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Padres presentes: trabas culturales y tensiones de género: percepciones de paternidades presentes en discursos de padres solosEspinosa Bobadilla, Isabel Angélica 09 December 2006 (has links)
Tesis para optar al Grado de Magíster
en Estudios de Género y Cultura, Mención Ciencias Sociales / El siguiente estudio trata acerca de las percepciones y representaciones socio - simbólicas de la paternidad vivida por padres, que se han hecho cargo de la crianza y cuidado de sus hijos/as, sin la presencia de la madresposa, debido a diversas causas que se abordan en la investigación, y que marcan la variabilidad de relatos que se exponen . En ese sentido, esta investigación busca dar cuenta y problematizar respecto de la posibilidad de una paternidad presente, teniendo como antecedente y referente el potente simbolismo del padre ausente en la cultura latinoamericana. Por lo tanto, más que buscar una continuidad o discontinuidad de un modelo hegemónico como ha sido la paternidad ausente de las familias nucleares, se intenta investigar la reelaboración de los discursos de los padres respecto de sus roles a partir de la oferta simbólica de discursos disponibles culturalmente.
Se investigaron y compararon las valoraciones y percepciones en padres provenientes de las diferentes clases sociales, de tal manera de dar cuenta de la diversidad de maneras en que se expresan estas representaciones, y para ello se realizaron entrevistas en profundidad a 10 padres entre noviembre del 2004 y julio del 2005. A su vez buscamos desentrañar las reelaboraciones respecto de las conexiones que establecen los padres en sus prácticas con su masculinidad, toda vez que la paternidad es un aspecto fundamental en la constitución del ser masculino. De este modo, buscamos develar los entrecruces y tensiones respecto de las esferas tradicionalmente entendidas como femeninas y masculinas, situación que enfrenta a los padres a un reacomodo de los discursos de sus prácticas en torno a la tajante división de los espacios asignados a cada género.
Todas estas inquietudes surgen de la creciente demanda e importancia que ha adquirido la figura del padre en la agenda pública estatal, ya sea para reparar y reclamar su ausencia como podrían ser la ley de filiación y la incorporación de los exámenes de paternidad; o bien, para potenciar su presencia y provocar un cambio en la práctica de la paternidad, como podrían ser la promulgación del post natal masculino o la paulatina incorporación del varón en programas de salud sexual y reproductiva. El Estado como institución es uno de los agentes que disciplinan los modelos o discursos3 de la familia, y en Chile, ésta es vista como el núcleo fundamental de la sociedad, de este modo durante toda la década de los noventa se promulgaron iniciativas tendientes a proteger a los miembros más vulnerables de este núcleo: la mujer y los niños. Es así como se crea el SERNAM y las instituciones de protección de la infancia, además de la incorporación del Estado chileno a las tratativas y convenciones internacionales que buscan la igualdad de oportunidades para las mujeres y la protección de los Derechos del Niño. No obstante aquello, el discurso estatal respecto a la familia, se sostenía en la ubicación -más menos- rígida de los ámbitos, representaciones y prácticas de cada género, a saber: mujer – madre – ámbito reproductivo y hombre – padre- proveedor y ámbito productivo. De este modo, la afectividad y cuidado de los hijos seguía siendo un rol de la mujer, aún cuando ésta se haya incorporado al mundo laboral. Las iniciativas hacia la figura del padre tendían al cumplimiento de su rol de proveedor más no a potenciar sus aspectos afectivos.
Sin embargo, la carencia de la figura paterna en el desarrollo psicosocial de los niños, entre otros aspectos, fue haciéndose presente sobre todo en las escuelas y en el rendimiento educativo. De este modo fue necesario la creación e implementación de programas e iniciativas tendientes a que los varones “inicien un proceso de abrirse espacios en el mundo privado, en el mundo de los afectos”. Desde esta óptica podemos ver un desplazamiento en el discurso acerca de la familia tanto del Estado como de grupos de la sociedad civil que demandan un padre presente en lo afectivo y en el cotidiano. Esto es, si antes las políticas y programas estaban orientados específicamente hacia las madres y mujeres, actualmente es posible ver algunas iniciativas focalizadas a los padres o bien bajo el horizonte de “promoción de las responsabilidades familiares compartidas”. Podemos identificar medidas intersectoriales, que buscan abarcar la mayor posibilidad de áreas y aspectos que rodeen todo lo que tenga que ver con el padre y su ejercicio como tal: se potencia así desde la salud la participación del padre en el parto; desde la educación, involucrar más al padre en el proceso educativo de los hijos; difusión de material educativo y de orientación respecto de la participación del hombre en la salud sexual y reproductiva de la mujer, así como también hacer consciente y responsable al hombre de sus propios derechos sexuales y reproductivos.
Esta investigación está pensada como un aporte y complemento a todas las iniciativas, estudios y acciones destinadas a reflexionar en torno a una paternidad presente, y la situamos en un cruce entre los discursos de padres que quieren ser presentes y cercanos, como son los grupos de padres por una igualdad parental, y los discursos en torno al padre y a la familia provenientes del Estado. La particularidad que destacamos en el presente estudio tiene que ver con el quiebre o la posibilidad de cambio que se produce en hombres y padres respecto de la vivencia de una paternidad y masculinidad hegemónica al ubicarse en un escenario distinto por la ausencia de la madresposa. Situación que plantea la tensión entre una opción voluntaria y una obligada, y que implica un reacomodo, cambio o ruptura en los modelos de paternidad provenientes de una cultura patriarcal.
En este sentido, buscamos posicionarnos en una esfera distinta pero complementaria a los estudios en torno a la salud reproductiva y sexual de los varones, pues nuestra investigación se construyó sobre la base de vivencia de padres que han debido, sobre el devenir mismo de su rol de padre, cambiar de escenario, lo que ha significado, según nuestra investigación, un cambio y / o reacomodos respecto de su percepción como hombres y padres. Es así como nuestra apuesta tiene que ver con develar los intersticios y quiebres que pueden darse en modelos de paternidad y masculinidad marcados por la ausencia y circunscritos al rol de proveedor. Por otra parte, asumimos la particularidad de las situaciones y lo poco común de los casos, sin embargo nos pareció interesante abordar justamente los cambios producidos en su percepción como padres, ubicándolos en un antes y un después. Asimismo, se trabajó con padres que habían constituido una familia nuclear, asumiendo con esta decisión una aproximación exploratoria para el enriquecimiento de los estudios sobre masculinidades en Chile y no una defensa hacia la familia nuclear heterosexual.
Para presentar comprensivamente este estudio debemos detenernos en la mirada sobre la cual nos situamos. El enfoque que guía esta investigación, por un lado, es la antropología y su comprensión sociocultural de los procesos sociales, y por otro lado adoptamos la reflexión aportada por la perspectiva de género. El concepto género dice relación con las construcciones socioculturales que cada cultura elabora en torno a la diferencia sexual. Como concepto, permite abarcar y abordar la realidad social desde una multiplicidad de situaciones, pues además de referirse a una relación, al aludir constantemente tanto a lo masculino como a lo femenino y a las interacciones entre ambos, es situacional al posicionar a los sujetos no sólo como mujer u hombre, sino que también en su dimensión de clase, etnia, edad, etc. De este modo, con las características antes señaladas, el concepto de género enriquece la mirada para situarse en el análisis social, además de ser una herramienta práctica y política, en tanto plantea la posibilidad de cambio, al ser una construcción cultural.
Al respecto, es interesante recoger el planteamiento de Joan Scott, quien postula que “el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género es una forma primaria de relaciones significantes de poder”. Esta autora agrega, a las características ya descritas, el potencial político del concepto al plantearlo como una forma de mirar las relaciones de poder entre las construcciones genéricas. Para Scott el concepto de género abarca cuatro elementos: los símbolos y mitos, los conceptos normativos que interpretan el significado de los símbolos, las instituciones y organizaciones sociales de las relaciones de género, y la identidad. De su aporte se rescatan varios elementos, que nos sitúan a la hora de abordar nuestro tema: el primero de ellos es la presencia e injerencia de los discursos normativos e institucionales en un análisis desde una perspectiva de género, y para nuestro caso, la presencia de mandatos culturales respecto de lo que socialmente se entiende por la práctica de la paternidad tanto como rol y como expresión de un mandato de la masculinidad. También nos parece importante la mirada desde el poder, pues nos permite mirar las valoraciones y posiciones donde se ubican los padres y las personas de su entorno a la hora de construir la figura de un padre presente.
Ahora bien, también hemos planteado que el género es un concepto relacional, y desde ese punto de vista nuestro estudio también lo es, tanto en sus aspectos teóricos como en el proceso mismo de la investigación. En el primero de ellos, se tiene como supuesto los enunciados de Tubert respecto de la paternidad: “la paternidad no se puede comprender si no es en su articulación con la maternidad, como término que sólo tiene sentido en el seno de un sistema de parentesco”, así como también la interacción y afectación que existen entre las percepciones de los padres con relación a su masculinidad y los aspectos femeninos que sienten cercana o lejana. En el segundo de los aspectos, esta investigación es en su constitución un estudio realizado desde la perspectiva de género, pues no opera con la noción de una esencia masculina o paterna, sino más bien con la idea de la existencia de una diversidad de ellas; además de hacer propia la crítica de los primeros estudios sobre mujeres u hombres, donde los temas eran propios de cada género: mujeres estudian mujeres e investigadores hombres a hombres, en ese sentido este estudio aporta con la ruptura de estos nichos específicos, enriqueciendo, de este modo, la mirada.
La relevancia de un tema como éste radica en varios aspectos. Por un lado, y a pesar de estar centrado en los padres, se asume como integrativa de ambos géneros y roles. De este modo, busca rastrear las posibilidades de cambio en las representaciones simbólicas de las figuras parentales en una sociedad como la actual.
También es relevante en tanto problematiza y aporta a la reflexión en torno la expertiz femenina innata para asumir un rol materno,y con ello contribuir a la aceptación de nuevas modalidades de familia y avanzar hacia una equidad de género. En definitiva, aportar a la desnaturalización, como plantea Bourdieu, de los roles sexuales y de las relaciones entre ellos, posibilitando una socialización de género más equitativa. Al respecto Aguayo lo plantea de la siguiente manera “la propuesta de un padre activo supone una forma de paternidad donde la presencia del padre no está sujeta al cumplimiento de un rol predefinido de género, sino que implica hacerse parte de las más diversas acciones de crianza; donde se espera que a través del compartir lo cotidiano y los afectos con encuentros y desencuentros, se teja un vínculo que nutra tanto al hijo o hija como a la pareja de padre y madre (aunque no vivan juntos)”.
Por último, no debemos olvidar cómo se han relacionado los géneros durante la historia, donde el poder y la dominación han estado siempre presente, por lo tanto en el contexto de esta investigación se reflexiona acerca del posible desplazamiento del poder del padre a la esfera materna y cómo se conceptualiza este nuevo rol en términos del poder de antaño de padres y madres en sus respectivas esferas, o bien la imposibilidad de pensar esta situación en términos de poder, sino más bien como servicio y deber, aportando con esto, al debate en torno a la familia y a las relaciones entre los géneros.
Esta investigación está organizada en dos grandes partes, en la primera de ellas se presentan los lineamientos teóricos que nos guían que tienen que ver con la antropología y la perspectiva de género, además se desarrollan los antecedentes institucionales y de la sociedad civil ambos aspectos en su dimensión discursiva como agentes que emiten posturas claras respecto a la familia y al rol del padre. La segunda parte se centra en el análisis de las entrevistas realizadas a los padres, ordenando sus discursos en los tópicos más relevantes que permiten abarcar nuestra pregunta de investigación. Por último, las conclusiones del estudio centradas en responder a la posibilidad del padre presente y su relación con el mundo femenino y la maternidad. Cerramos la investigación con apuntes respecto a posibles líneas de investigación y profundización.
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Construcción simbólica de la figura paterna a través de dos generaciones de varones heterosexuales de clase media habitantes de la ciudad de Concepción, ChileMartínez-Conde Beluzan, Macarena 15 January 2006 (has links)
Magíster en Estudios de Género y Cultura mención Ciencias Sociales / En el contexto de los estudios de género realizados hasta hoy, es un hecho que la producción intelectual es abundante en las problemáticas que afectan a las mujeres, quedando comparativamente postergada la atención al papel del hombre en la sociedad. Las reflexiones elaboradas respecto de la masculinidad presentan los defectos propios de aquello que no ha sido investigado por mucho tiempo. Esto afecta el conocimiento sobre el tema, principalmente porque la mayoría del material está elaborado por mujeres, siendo muy importante que los propios hombres se interesen por analizar su rol de género.
Dentro de los estudios de la masculinidad uno de los temas que más llama la atención de los investigadores e investigadoras es la crisis que están viviendo los hombres contemporáneos a la hora de construir su masculinidad. Producto de los cambios socioculturales y económicos que han aparecido con el proceso de modernización, los roles femenino y masculino antes estereotipados y rígidos, han tenido que transformarse a fuerza. La mujer ha logrado acceder, de manera cada vez más masiva, a la mayoría de los espacios públicos, y el hombre ha visto cómo su espacio y sus funciones han ido cambiando.
De esta manera, el hombre contemporáneo se enfrenta a una serie de contradicciones que ponen en jaque la construcción de una masculinidad que antes estaba clara, pero que hoy se diluye entre las expectativas actuales y los mandatos tradicionales. “Se trata de un cambio integral de la sociedad, que da cuenta de la transformación simbólica que otorga al hombre un conjunto de rasgos que poco a poco se van desdibujando, y en esa medida comienza a provocar el deterioro de la tradicional identidad masculina.”
Los contenidos simbólicos de la paternidad también están siendo afectados por estos cambios, de tal suerte que el hombre se encuentra, al momento de ser padre, ante un conflicto entre los mandatos tradicionales (ejercer la autoridad dentro de la familia, proveer económicamente y tener un rol periférico en la crianza), y las demandas provenientes de su pareja y sus hijos/as (cercanía afectiva, establecer relaciones horizontales, y tener un rol más activo en la crianza).
Desde el enfoque socio histórico un punto importante es la relación padre – hijo en el desarrollo de la historia occidental, que se ha caracterizado por ser una relación de poder. En la actualidad ocurre una transición en la que unas relaciones entre padres e hijos son autoritarias (las más tradicionales), mientras que otras son más igualitarias (las más recientes). A través de la historia se han articulado en diferentes maneras las dimensiones de la paternidad: función biológica de la reproducción, función psicológica presente en la relación educativa y la función social de la transmisión del patrimonio.
La paternidad es intrínsecamente un problema de relaciones. Es decir, que la paternidad es un producto social, en el que vínculos que se supone existen entre parentesco y afecto como definitorios de la relación padre – hijo, son finalmente una construcción humana. Siguiendo el planteamiento de Elisabeth Badinter, respecto de la masculinidad, son justamente los contextos (histórico, económico, social y cultural) y las relaciones de género, las que van articulando la masculinidad en cada sociedad.
Es el hombre quien engendra al hombre, dice Badinter, al explicar la importancia que tiene la figura paterna (real o simbólica) en la construcción de la masculinidad. La identificación con el padre, producida como una forma normal de elaboración del Complejo de Edipo, implica la necesidad de una figura que haga las veces de modelo. Si la figura paterna es simbólica, serán las madres quienes construyan una figura paterna idealizada y la transmitan a sus hijos.
La forma en la que los hombres aprehenden los contenidos de la masculinidad tiene directa relación con la percepción que tienen de la figura paterna (y no sólo en el ámbito de la paternidad propiamente tal, sino también, en todos los demás aspectos de su vida). Por lo tanto, las características de la figura paterna, en cada generación – y siempre tomando en cuenta las peculiaridades individuales – tienen gran incidencia en la formación de las masculinidades de la generación siguiente.
Si se asume la existencia de un orden social en el que las representaciones de la masculinidad están dirigidas por una masculinidad hegemónica, es lógico pensar que también hay un orden social en el que las representaciones de la paternidad estén dirigidas por una paternidad hegemónica.
De ser así, la paternidad hegemónica, entendida como una representación social de la paternidad, contendría una serie de características ideales que dirigirían los mandatos sociales acerca de la mejor forma de ser padre. A partir de este ideal (legitimado socialmente por medio de leyes), se organiza una serie de formas de ser, pensar y sentir la paternidad, lo que se traduce en un amplio abanico de paternidades.
La paternidad, entonces, podría definirse desde dos lugares: la representación social (paternidad hegemónica), y la práctica individual (paternidades).
En este sentido surge entonces, la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuánto hay de continuidad o de ruptura, en relación a los contenidos simbólicos de las masculinidades, entre la construcción simbólica de la figura paterna de la generación de varones nacidos entre 1950 y 1960, y la generación de varones nacidos entre 1970 y 1980?
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Paternidad, maternidad y formación de familias adolescentes: su impacto en la permanencia en el sistema escolarPalma Palma, Julieta Carolina January 2009 (has links)
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El impacto de la paternidad y maternidad en jóvenes de Clase media cambios y resistencias en los roles/identidades de Género.Rivas Ureta, Gabriela Rocío January 2010 (has links)
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Padres presentes : trabas culturales y tensiones de género. Percepciones de paternidades presentes en discursos de padres solosEspinosa Bobadilla, Isabel Angélica. January 2006 (has links)
El siguiente estudio trata acerca de las percepciones y representaciones socio - simbólicas de la paternidad vivida por padres, que se han hecho cargo de la crianza y cuidado de sus hijos/as, sin la presencia de la madresposa , debido a diversas causas que se abordan en la investigación, y que marcan la variabilidad de relatos que se exponen .
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