La Argentina es un país conocido en el mundo a partir del siglo XIX por su producción agrícola y ganadera. A pesar de ello, su ubicación geogràfica en un área de acentuada fertilidad pesquera y su extenso litoral marítimo se conjugaron con otros factores (políticos, económicos, sociológicos, etc.) para que, casi en secreto, se desarrollara un país pesquero. Si bien la población de Argentina no consume pescado más allá de los 5 Kg. por persona al año, y este consumo está muy sesgado socialmente, la concentración de población en la ciudad de Buenos Aires fue un mercado suficiente como para que a 400 kilómetros de allí se conformara la terminal pesquera más importante del cono sur y la única comunidad pesquera de Argentina en sentido estricto. La conformación de una villa de veraneo para la elite emiquecida con la agroexportación a fines del siglo XIX (Mar del Plata) y la construcción de un puerto de ultramar para la exportación de cereales fueron el impulso para el asentamiento de los primeros pescadores costero s comerciales en el mar argentino, casi todos ellos italianos emigrados del sur de su país. Estos pescadores fueron asimilando los diferentes estímulos de la demanda local y nacional, adaptando sus unidades productivas a ella y conformando una serie de instituciones (gremios, cooperativas, asociaciones, cofradías religiosas, etc.) que contribuyeron a su desarrollo. A pesar de ello, los cambios económicos, políticos y tecnológicos del último cuarto del siglo XX, salvo para quienes supieron reconvertirse a tiempo, asestaron un golpe para el cual no estaban preparadas las empresas familiares dedicadas a la pesca. En su largo siglo de vida, la pesca costera en Argentina agoniza. El trabajo presente pretende ser un diagnóstico para intentar yna terapia.