El objetivo de esta investigación es fijar el campo semántico del concepto de representación en el momento de su origen (siglos XVII y XVIII). Pretendemos identificar las diversas esferas de la experiencia sobre las que se ha fundamentado esta construcción conceptual y, al mismo tiempo, describir las mutaciones que ha sufrido, hasta su crisis. Estas esferas son: artística, epistemológica y jurídico-política. Nuestra hipótesis supone que la nueva concepción del poder político contractualista depende de la metáfora de la representación teatral. Trataremos de mostrar cómo la vieja metáfora del Theatrum Mundi, liberada del sistema teológico, se va a transformar en el Barroco en una forma de sociedad espectacular. El ciudadano se convierte en espectador tanto en el teatro como en la sociedad y en la política. Nuevas relaciones de poder y nuevos sujetos (la burguesía y las masas urbanas), pero también nuevos espacios ciudadanos: reales y abiertos (plazas y jardines), y espacios virtuales y cerrados (teatros). Ese complejo estético-político tiene en la ópera cómica, desarrollada durante el clasicismo, el signo distintivo de la Ilustración y de la burguesía. Los textos han sido tratados por una metodología hermenéutica haciendo una nueva lectura de todos aquellos documentos originales que presentaban una perspectiva de esa metáfora escénica. La problemática actual de la representación política se ha tratado desde el método genealógico usando tres perspectivas que constituyen sendas figuras conceptuales. La primera es la que presenta las tres disciplinas por las que conocemos la representación en Occidente: la teoría política, la epistemología y la estética. La segunda hace referencia a los personajes representativos: el político, el científico y el artista. Finalmente, la representación cultivada por estos tres personajes constituye el espectáculo que se ofrece al público. El espectador “actúa” en la representación como el representado. El espectador (público-masa), constituye la tercera figura conceptual o perspectiva. El resultado de este tratamiento nos permite ver cómo, gracias a esa forma de diferenciación social basada en la distinción o gusto estético, frente a la ópera y otras manifestaciones artísticas, se configuraba un sistema espectacular absolutamente vertical. Las altas culturas se presentaban a aquellos individuos distinguidos, convertidos en personajes representativos (alta burguesía). La moderna sociedad de clases reinventa la desigualdad a través de la cultura. En las reflexiones sobre el arte dramático hemos descubierto las claves para la comprensión del moderno hombre público en tanto que personaje representativo. El espacio público se ha transformado en un escenario (El gran teatro del mundo) y se presenta bajo la forma de la representación. La sociedad y la ciudad se han convertido en una escenografía para el espectáculo; el ciudadano es el público y para él se procede a organizar la compleja representación. Se diseña la figura profesional del representante de los asuntos públicos: el político representativo, casi de la misma manera que hay un protagonista de la representación en el teatro: el actor. Dentro de las conclusiones constatamos que la representación no ha entrado en crisis, como viene anunciado en arte y política, más bien al contrario, se ha reforzado, y la moderna red global está organizada por los sistemas mediáticos que gestionan la opinión pública y estimulan el consumo espectacular de las masas. Hemos identificado, en diálogo con Foucault, que la crisis no ha afectado al sistema completo de la representación sino a uno de sus componentes, ese que caracterizó al racionalismo clásico: al modelo cartesiano del orden metódico. En consecuencia, podemos constatar la pervivencia del clasicismo actualmente. Las músicas populares, las dramaturgias cinematográficas, etc. van a promover un nuevo género que regresa a las fuentes populares, aunque se aleja de los patrones musicales del clasicismo ya convertido en música culta, música clásica. El mundo de la comedia clásica está en nuestra sensibilidad, las estructuras espectaculares creadas en aquella época siguen funcionando. Este mundo de la comedia ilustrada ha llegado a convertirse en la dramaturgia de la cultura de masas que la Dialéctica de la Ilustración llamó “industria cultural”. Este trabajo ha pretendido realizar la genealogía de los contenidos de esa cultura que impregna todos los productos culturales que se producen en la segunda mitad del siglo XX, especialmente después de que la ilusión de la crisis de la representación haya acabado con la Vanguardia. Y a través de ese análisis hemos definido un modelo crítico de la actitud ciudadana. Respecto a esa construcción cultural se construyen dos figuras del espectador: la ofrecida por Rousseau y otra de Diderot. Nuestra perspectiva es más diderotiana que roussoniana: el espectador debe dejar de serlo, pero en el teatro mismo, no contra el teatro. Nuestras formas culturales y espectaculares forman parte de nuestra identidad y, por ello, debemos exigir no solo su mantenimiento sino la calidad de su custodia, su renovación y su desarrollo. / The objective of this research is to set the semantic field of the concept of representation at the time of its origin (17th and 18th centuries). We aim to identify the various areas of the experience on which this conceptual structure is based upon and, at the same time, describe the mutations it has suffered up to its crisis, in its triple aspect: artistic, epistemological and juridical. We will try to show how the old metaphor of the Theatrum Mundi, freed from the theological system, became a form of spectacular society, during the Baroque period Our hypothesis is that the new concept of contractual political power, depends on the metaphor of the theatrical performance, which is the indisputable paradigm of this cultural model. The citizen becomes a spectator both at the theatre as in society and politics. New relations of power and new individuals (the bourgeoisie and the urban masses), but also new urban and civic spaces: real and open (squares and gardens), or virtual and closed (theatres). These aesthetic-political complex performances will reveal through the musical show invented in the 16th century: the opera. During the 18 th. century, the comic opera became a hallmark of the Enlightenment and the bourgeoisie. The texts have been submitted by a hermeneutics methodology by doing a transversal reading about all those original documents presenting a perspective of this scenic metaphor. The current issue of political representation has been treated since the genealogical method using three perspectives. The first one by presents the three disciplines which we know the representation in the West: political theory, epistemology and aesthetics. The second perspective, that illuminates a capital element within this system, makes reference to the representative characters: the politician, the scientist and the artist. Finally, the representation cultivated by these three characters is the performance that is offered to the public, which "acts" in the representation as the represented: the spectator (the crowd-audience), which is the third conceptual figure or perspective. The result of this process lets us see how, thanks to that form of social differentiation based on the distinction or aesthetic taste, opposite the opera and other artistic manifestations, a spectacular system absolutely vertical was configured. High cultures addressed those distinguished individuals converted into emblematic (representative) characters (gentry). We have discovered the keys to the understand the modern public man as a symbol, through our reflections about drama. The public space has been transformed into a stage (the great theatre of the world) and is presented in the form of representation. The society, the city, has become a stage for the show; the citizen is the public and for it proceeds to organize complex representation. The professional figure of the public affairs representative is designed: the political representative, almost in the same way that there is a protagonist of the representation in the Theatre: the actor. One of the most important conclusions is that performance has not entered into crisis, but strengthened enormously while the modern global network is organized by the media that manage public opinion and stimulate mass consumption. Therefore, the crisis has not affected the whole system of performance, but us one of its components, the one which characterized classical rationalism, the Cartesian model of the methodical order. As a result, we can recognize the survival of classicism: popular music, the cinema dramaturgy, etc. generate a new genre that returns to the popular sources, although it moves away from the musical patterns of classicism as converted into art music, classical music. The world of classical comedy is in our sensitivity, the spectacular structures created at that time are still operating. This world of the illustrated comedy has become the drama of mass culture that Dialectics of Enlightenment called cultural industry. This work has tried to carry out the genealogy of the contents of that culture that permeates all cultural products that are produced in the second half of the 20th century, especially since the illusion of the crisis of performance finished with the avant-garde. Through this analysis, we have defined a critical model of citizen attitude. Two figures of the viewer are built on that cultural construction: the one offered by Rousseau and another by Diderot. Our perspective is more Diderot-like than Roussonian: the spectator must cease to be, but within the theatre itself, not against the theatre. Our cultural and spectacular forms are part of our identity, thus we must demand not only its maintenance but also the quality of its custody, renewal and development.
Identifer | oai:union.ndltd.org:TDX_UM/oai:www.tdx.cat:10803/371738 |
Date | 05 February 2016 |
Creators | Espejo Paredes, José Dionisio |
Contributors | Campillo Meseguer, Antonio, Universidad de Murcia. Departamento de Filosofía y Lógica |
Publisher | Universidad de Murcia |
Source Sets | Universidad de Murcia |
Language | Spanish |
Detected Language | Spanish |
Type | info:eu-repo/semantics/doctoralThesis, info:eu-repo/semantics/publishedVersion |
Format | 595 p., application/pdf |
Source | TDR (Tesis Doctorales en Red) |
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