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Masculinidades en entredicho: Resistencia y apoyo de varones adultos de Santiago a la equidad de género

Alvarez Bello, Francisco Javier 07 January 2006 (has links)
La presente investigación aborda el tema de la forma en que los varones adultos jóvenes de clase media del Gran Santiago, construyen las representaciones acerca de sí mismos y de los cambios que han sufrido en sus vidas, que han significado una mayor equidad en sus relaciones de género. Las relaciones de género se caracterizan por encontrarse organizadas de modo injusto y discriminatorio; sin embargo, esta situación se encuentra en un cuestionamiento creciente y produce una presión hacia los varones a modificar sus prácticas, la que genera apoyos pero también diversas formas de resistencia. El estudio del modo en que los varones se pliegan a la búsqueda de la equidad de género constituye una vía necesaria para poder elaborar estrategias de intervención con perspectiva de género. Esta investigación pretendió, así, rescatar la perspectiva que los propios varones desarrollar acerca de este proceso y cómo se entronca en la construcción de su sentido de sí mismos. Se planteó como objetivo general identificar, describir y analizar los contenidos y procesos narrativos de construcción y modificación de la identidad de género en varones adultos y se asumió una perspectiva cualitativa; en particular, se utilizó la técnica de entrevista en profundidad para obtener el relato que los sujetos elaboran acerca de sus experiencias de apoyo y resistencia frente a la presión social por una mayor equidad en la relación entre varones y mujeres. Esta investigación se estructura en 5 capítulos. El primer capítulo constituye el marco teórico, el que trata acerca de patriarcado, identidades de género masculinas y construcción narrativa de la historia vital; el segundo es sobre metodología, que señala la perspectiva epistemológica y los dispositivos técnicos utilizados en la recolección y tratamiento de la información; el tercer capítulo corresponde a la descripción de los objetivos de la investigación. El cuarto capítulo aborda la descripción y análisis de los resultados obtenidos en las entrevistas; la quinta parte y final corresponde a la síntesis y discusión entre los resultados obtenidos y la teoría en que se delimita el presente estudio.
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Organizaciones comunitarias y trabajo en salud: tensiones y aprendizajes en el Centro de salud Carol Urzúa

Ruiz Contreras, Marisol January 2007 (has links)
Magister en estudios de género y cultura, mención ciencias sociales / Al preguntarnos acerca de un tema como es la salud y el ejercicio de ésta, surgen muchos preceptos que dan cuenta de nuestra historia y de la manera en que estamos permeados por los patrones culturales que inciden en nuestras actitudes, comportamientos y discursos. Son estos patrones los que determinarán la manera en que nos enfrentemos a determinado tipo de situaciones, junto con los prejuicios que acarrea nuestra experiencia y el modo en que nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Por lo tanto, no percibimos la vida de manera objetiva, porque la realidad no es una sola. Los hechos más bien se nos presentan de acuerdo a lo aprendido culturalmente, que ha construido un sistema de códigos y patrones con que nos movemos en el mundo. La salud, como tantos otros fenómenos, no está ajena a esta construcción colectiva, por lo que se ha ido generando con siglos de cultura y de historia que han modificado la concepción de salud que tenemos en la actualidad. El sistema institucionalizado de salud que conocemos hoy en día en la sociedad chilena, dista bastante de la manera en que se desarrolla en algunas sociedades aborígenes como la Mapuche o la Aymara, por poner ejemplos de nuestro territorio. Si bien ha sido una fuente de poder, ya que se juega con la vida de las personas, lo que envuelve los procesos de salud-enfermedad tiene otra lógica de funcionamiento, se consideran dentro de una integralidad. La manera en que es percibida la salud en nuestra sociedad, tras siglos de dominación científica, radica en estudiar los fenómenos de manera desarticulada para intentar comprenderlos. Las personas son desagregadas de acuerdo a los aparatos que logran que funcione la vida en nosotros, y en los distintos órganos que provocan el funcionamiento de estos aparatos. En definitiva, se nos disgrega. Y así es como ha avanzado la medicina, especializándose conforme esas distinciones y generando mayores complejizaciones, que den cuenta de los micro procesos que ocurren en nuestro cuerpo. Pero ¿qué ocurre con los fenómenos culturales, con nuestro contexto social? ¿No somos personas en tanto vivimos en un medio ambiente determinado? ¿Acaso esos elementos no están afectando los procesos de salud-enfermedad? Durante mucho tiempo la salud estuvo administrada por cierto tipo de personas pertenecientes a una comunidad, que habían adquirido los saberes de curación a través de la experiencia y del estudio de la naturaleza, como lo que ocurría con las plantas medicinales. Estas personas, denominadas sanadores o curanderas, transmitían sus conocimientos a aquellos que eran considerados capaces de ejercer tales oficios. El saber adquirido se quedaba en la comunidad, y era traspasado así de generación en generación. Si bien existían personas elegidas para desarrollar el trabajo, toda la comunidad colaboraba en el proceso de sanación de una persona, puesto que se percibía la salud de manera integral, sin enfocarse específicamente en la dolencia. Un ejemplo de este proceso es lo que sigue ocurriendo en nuestro país con la cultura Mapuche, donde las Machis son las curanderas del pueblo y el Machitún es la reunión donde participa toda la familia y algunas personas claves de la comunidad en el proceso de sanación. El sistema oficial de la salud recogió el saber medicalizado, profesionalizado y “regulado” -entendiéndolo como parte de estudios especializados y reconocidos a nivel oficial- dejando de lado todas aquellas prácticas consideradas como no oficiales y no reguladas, las que fueron quedando al margen del sistema. ¿Cómo se produjo este cambio, donde un aspecto tan cotidiano como es el manejo de la salud fue convertido en algo absolutamente medicalizado y relegado del saber colectivo? Pareciera que cuesta pensar que alguna vez fue de otra manera. Y es por esto mismo que puede resultar difícil imaginar que la comunidad tenga algo que decir al respecto. El problema se complejiza aún más cuando se introduce la perspectiva de género. Cuando el saber médico ha sido masculinizado tanto por hombres como por mujeres, y se ha “regulado” el aporte que puedan hacer las mujeres a la salud que no cuentan con una enseñanza especializada. ¿Acaso esos médicos son los únicos dueños del saber intransferible y autorizado? Todos estos cuestionamientos se producen después de haber tenido una aproximación al sistema de salud oficial en Chile, desde una experiencia personal y profesional. Es a través de la revisión de las actitudes y discursos que tiene el sistema oficial donde se generan tantas dudas, ¿no existirá en este sistema una dominación encubierta hacia la comunidad y una prolongación de la hegemonía masculina imperante donde las mujeres vieran diezmadas su capacidad de trabajar en salud porque no han tenido acceso a estudios especializados? Pese a lo anterior, en Chile existen muchas agrupaciones de la comunidad que se mueven en el ámbito de la salud y que trabajan para ella y por la comunidad. Sin estudios especializados, y por lo tanto sin un ámbito de acción reconocido desde el sistema oficial, este “mundo no oficial” se mueve de igual modo para llevar el beneficio de la salud hacia su comunidad. Muchas de las personas integrantes que trabajan para estas agrupaciones son mujeres, ¿Colaboraría este hecho para que se produzca una prolongación de la subordinación femenina que se vive en la sociedad, en la relación que se establece entre los equipos de salud y las organizaciones comunitarias que trabajan ese tema? Teniendo todos los antecedentes que antes se señalaban, esta interrogante es la que ha impulsado el estudio que comienza a continuación. ¿Será posible que los poderes hegemónicos estén permeando también el sistema de la salud? Pregunta que nos obliga a reflexionar al mismo tiempo, ¿Y por qué no? Si es que hay una hegemonía masculina o Falogocéntrica, ¿Por qué nos habría de impresionar que esta visión de mundo también influyera la salud? Urge entonces una revisión al respecto, en conjunto con un cuestionamiento y análisis desde la antropología hacia este tema. La invitación es a introducirnos en el mundo de la salud desde una perspectiva crítica para descubrir y entrañar cuáles son aquellos patrones de género que están dominando en la relación que se establece entre el equipo de salud (incluidos profesionales, administrativos y funcionarios, hombres y mujeres) y aquellas organizaciones comunitarias que trabajan en este ámbito. Nuestro estudio busca aproximarse a esta problemática. No intentaremos resolver el tema, ese no es el objetivo de esta investigación. Más bien queremos ahondar en el sistema institucionalizado de salud en Chile y ver de qué manera se está produciendo la relación con la comunidad a través de un Centro de Salud determinado. Queremos escudriñar en ese mundo y tratar de dilucidar algunos elementos que sirvan como aporte. De ninguna manera pretendemos zanjar la discusión, sino abrir un camino para nuevas conversaciones que ayuden a la comprensión del tema que trataremos en las próximas páginas.

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