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Psicología del fanatismo

Javaloy Mazón, Federico 01 January 1983 (has links)
Es probablemente cierto que los mayores crímenes de la historia, en número y crueldad, no se han realizado esgrimiendo motivos egoístas, sino en nombre de los más elevados ideales. La historia es testigo de que, tal como señala HOFFER, "una persecución que es despiadada y persistente sólo puede venir de una convicción fanática" (1951, 128). Recordemos el caso de Hitler, que además de ser el fanático más conocido de nuestra época, fue también el promotor de la persecución más sangrienta que ha conocido la historia. Y no es casualidad, igualmente, que fuera el mayor exaltador del fanatismo que conocemos. Ante tales antecedentes, es lógico preguntarse por qué la crueldad extrema ha sido tantas veces protagonizada por el fanatismo, por qué han sido las personas idealistas las que más sangre han vertido. La respuesta la da acertadamente COSER, quien señala que son precisamente los idealistas y justicieros los más radicales y crueles porque alegan no tener motivaciones personales e insisten en que luchan por los ideales del grupo (1956). Esto nos lleva a enunciar un tema fundamental de esta tesis, que es, a la vez, el aspecto más grave del problema del fanatismo: la destructividad, actual o potencial, que hay en la conducta del fanático. Aunque algunas personas relacionan el fanatismo con anteriores épocas de la historia, se trata de un problema bien actual, como pone de relieve Erich FROMM: "Técnica e intelectualmente estamos viviendo en la Edad Atómica; emocionalmente vivimos todavía en la Edad de Piedra. Nos sentimos superiores a los aztecas, que en un día festivo sacrificaron a veinte mil personas a sus dioses, en la creencia de que esto mantendría el universo en el camino debido, pero sacrificamos a millones de hombres para diversos fines que nosotros creemos nobles, y justificamos la matanza. Los hechos son los mismos, sólo las racionalizaciones son diferentes" (1961, 46).El desfase entre el modo de ser del hombre contemporáneo y el mundo de desarrollo científico y técnico que ha creado se convierte en un problema de difícil solución. Ya Albert EINSTEIN había dado la voz de alarma cuando, después de señalar que "es más fácil romper el átomo que el prejuicio", añade: "La potencia desencadenada por el átomo ha cambiado todo, salvo nuestra manera de pensar... Para que la humanidad sobreviva es indispensable un nuevo modo de pensar. Precisamente este trabajo quiere ser una modesta contribución para ese "nuevo modo de pensar". En una época en que la distancia entre el conocimiento del hombre y el dominio de la naturaleza es mayor que en ningún otro período de la historia, consideramos que es necesario que la psicología social se ocupe de los problemas que más crudamente expresan esa distancia.En un reciente trabajo que lleva como significativo título "La Psicología Social: Desorientación y aplicación a la realidad española" (1980), Amelio BLANCO lamenta "la irrelevancia social en que nos movemos", mostrando corno indicativo el hecho de que los principales ternas de la actualidad social brillan por su ausencia, y se atreve a confeccionar una lista de algunos de dichos ternas. Dentro de esa lista, cuatro de los temas están relacionados con el fanatismo y que son expresamente tratados en el presente trabajo. El dato lo vernos corno una confirmación de la vigencia contemporánea del problema del fanatismo.Sin embargo, la escasez de trabajos sobre el terna fue una constatación decepcionante para el autor de estas líneas cuando comenzó a interesarse por el estudio del fanatismo hace siete años. También ha sido necesario invertir mucho tiempo al estudio de las conexiones interdisciplinarias que implica el estudio del fanatismo, trabajando con obras de sociología, antropología cultural, psiquiatría e historia social. Mis incursiones en el terreno de estas disciplinas han intentado ser las estrictamente precisas para evitar tanto una visión mutilada y psicologista del problema como el aventurerismo por áreas del saber en las que no estoy suficientemente formado.La tercera dificultad con que hemos tropezado es de índole personal: la comprobación de que resulta difícil hablar sobre el fanatismo sin caer en él, sin que se despierte el fanático que acecha en el fondo de cada uno de nosotros (Bolterauer, 1975, 291; Haynal et al., Ibid., 122). Aunque he estado tentado de omitir toda referencia a la actualidad inmediata y tender a buscar una perspectiva histórica, al final he decidido que, considerando que el único fanatismo al que tenernos acceso directo es el presente, no debíamos cortar el hilo que lo une al fanatismo de otras épocas.Todas estas consideraciones sirvieron para elaborar un primer esquema de cómo debería estructurarse la presente tesis. Sin embargo, tras una serie de entrevistas con el Dr. Munné, llegué a la conclusión de que mi investigación sobre el fanatismo no tenía sentido si no estaba respaldada por un marco teórico firme, es decir, si no constaba de varias subescalas, cada una de las cuales debería medir uno de los factores o componentes básicos del fanatismo. Reduje entonces mi trabajo a la investigación teórica, pero, debido a la deplorada penuria de información sobre el terna, vi cómo la primera parte del trabajo proyectado me ocupaba todo el tiempo transcurrido hasta el presente.En consecuencia, esta investigación se limita, a pesar suyo, al ámbito teórico, y se ha visto también forzada a mantener un carácter general para poder abarcar, en lo posible, la complejidad dél problema estudiado, teniendo en cuenta las dimensiones psicológica, psicosocial, sociológica, cultural e histórica. Todo ello se aborda de acuerdo a la siguiente estructura: - En la Primera Parte, de carácter descriptivo, nuestra meta fundamental es la conceptualización del fanatismo, y, en segundo lugar, la aplicación de nuestra definición a la realidad histórica. El Capítulo Primero va encaminado a la indagación de los significados que han tenido hasta ahora los términos "fanático" y "fanatismo". En el Segundo propondremos una definición de fanatismo, analizando los términos que la forman, para seguir con un análisis tipológico del comportamiento fanático. En el Capítulo Tercero, estudiamos el comportamiento fanático a través de la historia, tomando como base una obra esencial en nuestro estudio como la "Histoire Générale des Civilisations" dirigida por M. Crouzet.El mencionado capítulo tercero está a caballo entre la Primera y Segunda Parte (Explicativa) ya que, por un lado cumple la misión de reflejar en toda su extensión histórica, las dimensiones del fenómeno de que hablarnos, de suerte que podamos observar en los múltiples comportamientos descritos los elementos que componen nuestra definición de fanatismo, descubrir otros nuevos y reconocer los diferentes tipos de comportamiento fanático que han sido propuestos. Por otra parte, el cap. 3 desempeña frecuentemente la función de adelantar aspectos explicativos que se analizarán en la Segunda Parte. Las referencias causales resultan inevitables al hablar de la génesis y evolución del fenómeno; más todavía si tornarnos en consideración el arraigodel fanatismo en nuestra historia cultural.- En la Parte Explicativa nos hemos propuesto dos objetivos: averiguar la causación social y psicosocial del fanatismo (Caps. 4 y 8) y discriminar las funciones psicológicas que cumple el fanatismo en la personalidad, las diferentes necesidades que cubre (Caps. 5, 6 y 7). En realidad, ambos puntos se hallan estrechamente conectados entre sí ya que los factores causales influyen en los predisposicionales, o referentes a las necesidades del sujeto, y, a su vez, la predisposición del sujeto repercute en el modo en que los factores causales inciden sobre el sujeto. No son pues comprensibles plenamente por sí solos ninguno de los tipos de factores.Al estudiar la causación social (cap. 4) distinguiremos básicamente factores de tipo sociológico, cultural e histórico. En la causación psicosocial, haremos referencia a los cambios que produce en el comportamiento fanático la interacción social en el seno del grupo, el papel del líder, la inserción en el contexto grupal y la relación frente a los exogrupos.En cuanto a las funciones del fanatismo en la personalidad, distinguiremos tres tipos: una de tipo instrumental (basada en recompensas y castigos), otra de tipo defensivo (que remite a los modos de proteger el yo) y una tercera de carácter cognitivo (basada en la necesidad de comprender el mundo y de prevenirse contra los aspectos inaceptables).Es necesario puntualizar que estas tres funciones ofrecen claras conexiones con los enfoques de las teorías conductista, psicoanalítica y gestáltica, respectivamente, sin darse una correspondencia exacta y global entre unos y otros.El hecho de apoyarnos en una pluralidad de enfoques no obedece a un deseo arbitrario de relacionar lo que decimos con algunas de las más relevantes teorías psicológicas, sino que está basado en la convicción de que estas teorías pueden complementarse, a condición de que cada una de ellas se aplique a la parcela de comportamiento humano que ha estudiado con mayor profundidad, así como en la creencia de que ninguna de ellas es capaz de abarcar satisfactoriamente todos los aspectos del comportamiento aquí analizados.Siempre que nos ha sido posible hemos procurado citar estudios empíricos que respalden nuestras palabras, los cuales, a su vez, han utilizado el método propio de su disciplina o teoría. Así pues, en los capítulos 3, 4 y 8, nos referiremos a estudios que utilizan básicamente la causación social, el trabajo de campo y el método histórico (aunque el capítulo 8 también está apoyado en experimentación). Los tres capítulos psicológicos (5, 6 y 7) utilizan preferentemente la experimentación o el método clínico.Es preciso que hagamos referencia a algunos criterios prácticos que hemos seguido en lo que concierne a la confección de la bibliografía, llamadas retrospectivas, y notas a pie de página, así como al modo de efectuar las citas bibliográficas.Respecto a la bibliografía, he de confesar que, aunque resulte paradójico, la razón de su amplitud y variedad reside en la escasez de estudios sobre el tema. Ha sido esta penuria una de las razones que me ha exigido extender el campo de búsqueda, acudiendo a fuentes pluridisciplinarias. Basta, además, repasar los títulos de las obras para comprobar la notable dispersión bibliográfica, debida a la razón indicada.Las llamadas retrospectivas son relativamente frecuentes. Con ello se ha intentado ofrecer la esclarecedora conexión entre cada capítulo y los anteriores. Creemos que estas llamadas han contribuido a poner de relieve la unidad del trabajo realizado. Hemos sido los primeros sorprendidos ante la abundancia de notas -más de quinientas- que aparecen en el texto. Creemos que esta prolijidad puede haberse debido fundamentalmente a nuestro afán de no desviar la atención del avance de la idea central de cada apartado, evitando ramificaciones laterales que podrían oscurecer este avance. De todas formas, no consideramos que la información contenida en las notas a pie de página sea, en general, secundaria o de poco interés puesto que nos parece necesaria ya sea para precisar o concretar el alcance del texto, ya sea para ampliar informaciones de especial relevancia o para añadir perspectivas que consideramos sugerentes para que no deben apartarnos de nuestros objetivos prioritarios. Por último, quiero dejar constancia de que es mi deseo que este trabajo estimule otros nuevos. Si es cierto que se hace camino al andar, anhelamos que nuestra andadura pueda ser utilizada por otros en itinerarios futuros.

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