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L'épreuve : La « prison-pharmakon » : remède et poisonLécu, Anne 02 October 2010 (has links)
Ce qui arrive à l’homme du XXIe siècle en prison est en partie analogue à ce qui arrive àl’homme tout court. Nous avons perdu l’innocence (seuls les enfants ne l’ont pas encore perdue), ettentons de la récupérer en nous revendiquant victimes. Présumés coupables, isolés, observés, voilà ceque nous sommes devenus. L’homo carceralus est une sorte de type qui hante notre cultureoccidentale. Fruit du nihilisme et de la gnose. C’est pourquoi il est pertinent de chercher à penser sonépreuve, non de l’extérieur, mais comme ce qui peut nous arriver à chacun, et d’en repérer ce quil’empoisonne ou ce qui la libère. Car la gnose, qui est peut-être sophisme ou nihilisme, est menteuselorsqu’elle fait croire que l’on sort de l’épreuve par “en haut”, par la fuite hors des conditions de viehumaines, dans le scientisme naturaliste, le savoir statistique ou la technique. La résignation et la fuiteen avant ont le même visage, celui de la fatalité : ni l’une et ni l’autre n’aiment ce monde, ni ce temps.Or, ce n’est pas ailleurs que du sens peut advenir. Si la prison est un pharmakon, remède etpoison, c’est qu’elle reste une institution humaine. La grandeur de l’homme est d’être puissance descontraires, capacité de surmonter tout déterminisme, capacité de ne pas se résigner à la fatalité, aucoeur même de sa misère. Encore faut-il ne pas être abandonné seul dans l’épreuve, tant il est vrai quec’est l’autre, et particulièrement l’autre ébranlé, grâce à qui la traversée est possible, par “en bas”. Lesoin en prison s’enracine dans cette « solidarité des ébranlés ». Pour naviguer entre les différentsdispositifs pénitentiaires et sanitaires qui visent à contrôler et à prévoir le comportement des captifs, lemédecin doit faire preuve de mêtis, cette intelligence des interstices, au service de son patient. Et enmême temps, il doit garder de façon catégorique le secret médical, au nom de ce que l’homme restetoujours opaque à toutes les sciences et les techniques, plus grand que lui-même, en sa fragilité. Cesavoir « de nuit » n’est autre que le savoir socratique : « je sais que je ne sais pas ». / That which is happening to XXIst century man in prison is, in part, similar to what ishappening to all of us. Our innocence lost, (innocence is retained only by the child), we try to regain itby claiming to be the victim. We are presumed guilty, isolated, observed. Homo carceralus hauntsour Western culture; fruit of nihilism and gnosis. It is the reason we should reflect on his ordeal, notfrom the outside, but as something that could happen to each and every one of us, and in which todiscover where the poison lies and what the remedy could be. For gnosis, (either sophism ornihilism), is false when we are led to believe that we exit an ordeal by escaping our human conditionin the ‘upward’ direction of the natural sciences, statistical knowledge or technique. Resignation andheadlong pursuit share a characteristic, that of a predestined tendency towards disaster. Neither theone nor the other sits comfortably in this world or our times.But meaning does not have to come from elsewhere. If prison is pharmakon, both remedy andpoison, it is because it is a human institution. Man’s greatness is his conflicting authority : having thecapacity to overcome determinism, the ability not to resign himself to his fate, even at his lowestpoint. But it is imperative not to be left alone through this ordeal, for it is true that it is the other,particularly the ‘weakened other’, thanks to whom the crossing is possible from ‘below’. Care inprison is rooted in this ‘solidarity of the weak’. To navigate the different penitentiary and healthsystems, which seek to control and foresee the captives’ behaviour, the medical doctor must exertmêtis, become complicit with the patient in order to serve the patient. And at the same timecategorical medical confidentiality must be maintained, in the name of which the patient in his or herfragility, remains invisible to all sciences and techniques which are yet greater than he or she is. This‘secret’ knowledge is none other than Socratic knowledge: ‘I know that I do not know’.
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Las astucias de la verdadCasullo, Facundo Ezequiel January 2014 (has links)
La tesis utiliza la noción de astucia, cuyas raíces se remontan a la antigua cultura griega, como clave de lectura para abordar las dimensiones involucradas en la problemática del conocimiento en los trabajos de Foucault. En tanto forma de inteligencia práctica que sirve para imponerse frente a realidades donde prima la ambigüedad y el devenir, la astucia resulta una noción adecuada para analizar una perspectiva que toma el conocimiento como un producto histórico cambiante en sus formas y destinado a intervenir en la historia misma. En este marco, la problemática del conocimiento es considerada desde los más tempranos textos del francés para señalar la constancia de dos rasgos que le son esenciales: la invención y la utilidad.
La invención como elemento inherente al conocimiento se considera en las dos primeras partes siguiendo su desarrollo cronológico. En primer lugar, a partir de los trabajos de los años cincuenta, en relación con un análisis que sitúa al conocimiento en un ámbito deudor de la imaginación. La dimensión onírica, en tanto forma de la actividad imaginativa que no es gobernada por la conciencia, aparece entonces como fundamento posible para todo conocimiento, incluso empírico y experimental. En segundo lugar, a partir de los trabajos de la década siguiente, la invención se presenta a través de la reformulación teórica del problema del esquematismo, a partir del estudio del lenguaje en la literatura, como el problema del vínculo, fundamental para el conocimiento, entre lo visible y lo decible. La noción de ficción sirve entonces para desplegar los elementos sobre los que el conocimiento podrá apoyarse.
El mismo recorrido se ofrece en torno a la utilidad. A partir de los primeros textos se subraya el lugar esencial que Foucault adjudica a la intervención sobre la realidad por parte del conocimiento. Comienza así a esbozarse una concepción de la verdad que no busca tanto representar o reflejar lo real sino más bien transformarlo. El carácter utilitario del conocimiento se desarrolla en la segunda parte a partir del trabajo del francés sobre la Antropología desde el punto de vista pragmático de Kant y encuentra, en la tercera parte de la tesis, un apoyo en la concepción griega arcaica de la verdad. La verdad que surge del conocimiento aparece entonces como una modalidad de esta forma arcaica y radical cuya especificidad consiste en ser un instrumento de intervención y realización efectiva.
Finalmente, la última parte de la tesis pone de manifiesto la dimensión política implicada por la forma de verdad que aparece con el conocimiento. En primer lugar, a partir de las transformaciones histórico-institucionales en las que el conocimiento encontró un terreno fértil. En segundo lugar, gracias al establecimiento de un espacio que permite “estar en lo verdadero” a partir de la condición teórica del sentido establecida por Aristóteles. La temática de la astucia se presenta aquí como reformulación de la temática de la astucia de la razón hegeliana y la verdad aparece entonces como una forma de sujeción que opera a través de la exclusión de una alteridad que le es esencial, y que constituye un instrumento exclusivo de funciones sociales específicas.
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