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Revueltas indígenas en el Perú tardocolonialSala i Vila, Núria 20 December 1989 (has links)
La hipótesis inicial que encauzó la investigación fue la búsqueda de un nexo entre la Gran Rebelión de 1780-81, aquélla que estalló en el Cuzco en 1814 y las luchas independentistas iniciadas a partir de 1820 con la llegada de las tropas del general San Martín al virreinato peruano. Consideré que el movimiento de Túpac Amaru no fue el final de un ciclo o etapa de lucha propiamente indígena y en consecuencia traté de demostrar la persistencia de respuestas violentas indígenas en la sociedad colonial peruana más allá de 1782 y hasta 1820; analizar su composición, cronología, distribución regional. Se trataba de hallar una respuesta a uno de los interrogantes claves de la historia andina de fines de la etapa colonial hispana: ¿Cuál fue la causa de la existencia de dinámicas rebeldes distintas, tanto en lo regional como en la participación étnica? Se trataba de rastrear, a través de los alborotos, el cambio de dirigencia y las innovaciones en las formas de lucha que se produjeron entre 1784 y 1820.La documentación consultada y sobre la que se ha basado el presente estudio es fundamentalmente, aunque no de modo exclusivo, gubernativa y judicial. La investigación ha sido llevada a cabo en los siguientes archivos: General de Indias, Histórico Nacional, Real Academia de la Historia y Bibliotecas Nacional, de Catalunya y del I.C.l. en España; General de la Nación; Departamentales de Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Cuzco, Huanuco, La Libertad y Piura; Biblioteca Nacional en Perú; de la Nación y de la Universidad Mayor de San Andrés en Bolivia; General de la Nación en Argentina. En particular he consultado los fondos generados por las siguientes instituciones y autoridades: Consejo de Indias, Junta Suprema Gubernativa del Reino, Superior Gobierno del virreinato del Perú y del Río de La Plata; Audiencias de Lima, Cuzco, Charcas y Buenos Aires; Intendencias de Arequipa, Huamanga, Cuzco, Trujillo, La Paz; Subdelegaciones de Cajamarca y Piura; Cabildos de Arequipa, Cuzco, Huamanga, Piura y Trujillo; Hacienda, Tribunal de Minería, Derecho Indígena del virreinato del Perú, Inquisición, Compañía de Jesús, Temporalidades.En base ha esa documentación se han establecido los siguientes puntos:1. La derrota de Túpac Amaru no supuso el aniquilamiento o desaparición de todos los implicados en el movimiento. Antes bien, el indulto general a todos los indígenas implicados y la exención al pago del tributo personal durante un año posibilitó que al menos los dirigentes intermedios siguieran actuando como sujetos activos en sus comunidades durante largo tiempo. El descontento indígena siguió manifestándose a lo largo del periodo estudiado de forma violenta. Las revueltas más importantes que hemos podido documentar son aquellas de: hacienda de Rumicacha en 1782, Acobamba en 1785, la Comunidad de Chiclayo contra las haciendas de Pomalca en 1785 y Tumán entre 1795-99; haciendas de Ayangay, Carabamba, Julcán y Sangual entre 1785 y 1818. Totoral y Lambate en 1785, hacienda Sangana en 1787 y 1799, Huaylas en 1788, Gajatambo en 1789 y 1817, Etén, !lonsefú y Asilla Urinsaya en 1790, Lampa entre 1790 y 1798, hacienda de San José en Yaulí en 1792, Pausa. Valles de Chapi y Yarabamba, hacienda Tiñería en 1193, San José de Jequetepeque en 1794, San Antonio de Ruari,ayllu Angara de Julcamarca y hacienda Llaguen en 1796, Chincha Alta entre 1796 y 1810, Koyobamba y Llacgua en 1797, Comunidad de San Pablo contra la hacienda Collanas, Motupe y hacienda Pariguanas en 1798. Nepeña en 1799, Yungay en 1800, Huaripampa en 1802, hacienda Moscatum en 1803, Lambayeque y Monsefú en 1804, Lacamarca en 1806, Chucuito y hacienda Sondar en 1809, Lircay en 1811, San BIas, Huarmaca, haciendas de la sierra de Trujillo en los partidos de Cajamarca, Piura, Huamachuco y Chachapoyas; diversos partidos del sur andino y Huanuco, Panatahuas y Huarnalíes en 1812, Tayabamba entre 1814 y 1815; levantamiento cuzqueño de 1814-16, hacienda Malingas en 1816, Huacrapuquio en 1817, Aymaraes en 1818; Puno, Oropesa, Conayca y Chincheros en 1819.2. Las revueltas no respondieron a un sólo determinante, o a un malestar común y único. Así se pueden rastrear conflictos debidos a una amplia casuística: en torno a la defensa del uso comunal de la tierra, por el control del agua de riego; laborales en las haciendas, en defensa de determinados intereses comunales, bien fuera ante la negativa a participar en trabajos en obras públicas, bien por reclamaciones de rentas comunales expoliadas, generalmente peajes de puentes y caminos; litigios en torno a la sucesión a cacicazgos en los que se vieron implicados sectores importantes de las respectivas comunidades y en ocasiones hubo resistencias comunales a que esos cargos fueran adjudicados a caciques no deseados, generalmente porque habían luchado en el bando realista durante la rebelión tupamarista; asimismo se produjeron actitudes comunales de firmeza en defensa de la permanencia de autoridades indígenas al frente del gobierno comunal y en contra de la creciente intromisión de sujetos de otras etnias; por oposición al pago de impuestos religiosos, bien obvenciones parroquiales, bien diezmos, aquellos que estallaron como consecuencia de la represión de determinados rituales andinos, o expresiones de una religiosidad particular; originados en crisis de subsistencias; resistencias a los repartos forzosos de mercancías; descontento ante las autoridades coloniales.En diversos lugares, como por ejemplo en el norte trujillano o en la sierra central, esas luchas pudieron ser reflejo de una readecuación de los ejes económicos, pudiéndose rastrear en ellos el papel emergente de nuevos centras económicos -Pasco, Jequetepeque, Huancayo, Hualgayoc, Pataz-, y el de sectores dinámicos como los arrendatarios de haciendas, yanaconas y determinadas comunidades indígenas con capacidad para competir con los hacendadas y su producción en los mercados.3. Sin embargo uno de los ejes fundamentales para la comprensión del periodo analizado fue el tributo indígena. El complejo entramado que se tejió en torno a él nos ha permitido globalizar hechas que en principio parecían dispersos y sin conexión, demostrando con ello que fue el mecanismo clave de la dominación colonial y de la explotación de los mistis sobre los indígenas. Debe ser entendido en sus múltiples aspectos: obligó a la monetarización de economías campesinas ajenas a ello; vínculo de fidelidad de los indígenas a la Corona hispana y en razón de ello les daba acceso al usufructo de las tierras de propiedad real; factor que determinaba la sujeción de los yanaconas a las haciendas; fue utilizado como fuente de financiación por diversos sectores mistis para diversos negocios, entre ellos el reparto forzoso de mercancías; confirió autoridad a quien lo recaudó. Por ello y como consecuencia de la pérdida de su recaudación por los caciques indígenas, dio lugar a que se iniciara un proceso en el cual los mistis tendieron a controlar las Comunidades al concedérseles la recaudación del tributo indígena, dando lugar a un número considerable de conflictos entre ambos sectores, lo que a la postre dificultó que se organizase un proyecto unitario criollo-indígena entre 1784 y 1820 en contra del poder colonial hispano.4. En la etapa estudiada se produjo la crisis del cacicazgo indígena que cabe centrarla en la convergencia de dos factores. La pérdida de la función recaudadora del tributo personal con la merma de autoridad que ello supuso; y el papel emergente del alcalde varayoc. Junto con ella comprobamos la importancia de la pertenencia étnica a determinados señoríos de origen prehispánico a fines del siglo XVIII y el reforzamiento de ese sentimiento en contraposición al creciente poder sobre las Comunidades de los sectores no indígenas.La persistencia de divisiones o fidelidades de raíz étnica, las diferencias regionales idiomáticas y socio-económicas en la población aborigen nos dan la pauta del porque no se produjo en el periodo un movimiento indígena anticolonial que abarcara todo Perú, proceso de unidad que fue obstaculizado por el cambio de dirigencia que se produjo en la etapa analizada. Las nuevas autoridades no tuvieron tiempo de cohesionarse y viabilizar una alternativa conjunta y autónoma ante el estado colonial y el dominio económico misti, lo que a la postre les llevaría al pacto con éste último sector ante las luchas por la independencia lo que a la postre significó su derrota.El periodo de aplicación de la Constitución de Cádiz tuvo una caudal importancia en el virreinato del Perú. La abolición del principio de división de la sociedad colonial en la República de españoles y República de indios trajo consigo cambios en lo fiscal y en el gobierno local que se unificaron e igualaron para todos los súbditos. Los límites de esa primera reforma de cariz liberal aplicada por la propia Metrópoli estuvieron en la base de la masiva participación indígena en los movimientos que estallaron en el sur andino desde 1810. En su conjunto el amplio abanico de respuestas indígenas violentas demostraron a los sectores mistis el alto potencial de insurgencia que existía en el campesinado indígena. Como resultado de ello puede aceptarse que en el Perú la independencia fue, a la postre, concedida y aceptada en última instancia por los criollos cuando la reimplantación de la Constitución de Cádiz en 1820 ponía en peligro su supremacía social.
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