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El genoma de una ciudad: Valencia. (Bioarquitectura, orígenes hasta época foral)

Hace 13.800 millones empezó el Universo teniendo como origen el Bing Bang. Todo
tiene ahí su principio, el tiempo, el espacio y el material del que está todo formado
también. Compartimos con las estrellas el material que forma nuestro cuerpo.
Empezó con una Arquitectura inorgánica, que pasó a orgánica, en lo que hemos
acuñado como “Arquitectura somática”, la que forma un cuerpo (por muy diminuto
que sea).Pero el siguiente paso fue la “Arquitectura exosomática”, la que se realiza
fuera del cuerpo.
En este sentido, hubo una revolución arquitectónica y social hace 130 millones de
años, la revolución realizada por los insectos sociales en el Cretácico. He aportado un
aspecto hasta hoy no realizado, equivalencias culturales humano-insectos. El
Paleolítico, de cazadores-recolectores humanos, equivale al género de hormigas
Eciton que viven de una forma semejante. Pero he acuñado un nuevo término, el
Paleolítico Superior Cerámico, ya que ha aparecido en China cerámica 8000 años
antes que en Próximo Oriente (que tomamos como referente), ahí entraría la avispa
alfarera que es cazadora pero fabrica su cerámica. Un Neolítico Precerámico A (8000-
7000) con los géneros de hormigas Lasius Feliginosus y Atta, con sus campos de “hongos”, su
agricultura subterránea.
Un Precerámico B (7000-6000) con la ganadería y sus establos de las hormigas del género
Crematogaster pilosa y Acropyga maribensis. Puede aducirse que no hay edad de los metales, pero
la araña puede realizar material más duro que el acero sin fusión. Seguidamente, la civilización
egipcia y mesopotámica, tan recientes en el tiempo, las primeras muestras de avance social humano
de grandes proporciones, quedan atrás en muchos aspectos comparados con el mundo de las abejas,
avispas y termitas que abruman con su arquitectura, jerarquía y organización social, pero todo en
armonía con su ecosistema, perdurabilidad durante millones de años, al contrario que la frágil
sociedad humana. Estas últimas, por su lapso de tiempo existente como tales, su éxito de dispersión
y sus características como sociedades son un rival, cuestionan nuestro liderazgo como especie.
Las hormigas esclavistas del Amazonas del género Polyergus y las españolas de Sierra Nevada, del
género Rossomyrmex minuchae, que ataca los nidos de Proformica longiseta, recuerdan a la
sociedad esclavista que llega al siglo XVIII pero que tiene en las épocas de la Antigüedad sus más
claros ejemplos.
He añadido más términos arquitectónicos, Arquitectura “genética” y Arquitectura “cerebral”. Estas
sociedades de insectos complejas, como la abeja melífera (Apis mellifera), no estudian arquitectura
ni agricultura,etc, cosa que en los humanos “que pueden estudiar” absorve mucho tiempo vital.
Estos insectos, tienen un corto tiempo de vida, y suplen eso, naciendo con lo más importante
aprendido. Se sabe que el “cuerpo central” existente en la cabeza del insecto, es el “disco duro” de
estos insectos, por lo que puedo decir que desde que nacen, lo hacen aprendidos, su arquitectura y
sociedad, es genética. El cuerpo seta del insecto, corpora pedunculata en latín también en la cabeza,
se centraría en el comportamiento y el aprendizaje, un equivalente de córtex en los humanos y otros
vertebrados, algo secundario, pero que en nosotros es el cerebro, de este modo, nuestra arquitectura
es “cerebral”, aprendida por unos pocos durante mucho tiempo, algo que supone realmente una
desventaja.
En los alrededores de Valencia, los primeros restos de “Arquitectura exosomática” serían los nidos
que tuvieron los hadrosaurios de Tous, hace 70 millones de años. Para los humanos, debemos
esperar a un humanoide, el homo erectus, cuyos restos aparecen a 25 km al sur de Valencia, en
Sueca, en la parte del lago de l'Albufera, que empleó cuevas y que pudo realizar estructuras
perecederas vegetales, hace más de medio millón de años.
Hubo gente de la edad del bronce en Valencia y en el siglo VII-VI a.C, recibieron contactos
comerciales por parte de griegos y fenicios, como prueban las cerámicas importadas, tanto de
territorio griego como fenicio. El fragmento cerámico del pintor de Aqueloos,encontrado en
l'Almoina (centro de Valencia) que se encuentra entre los más destacados del “Grupo de Leagros”,
el último y más destacado grupo de pintores de grandes vasos de figuras negras entre el 520 y el
500 a.C o la máscara fenicia de la orilla norte del río, son prueba de ello. Estas importaciones
hablan de dos santuarios en Valencia, uno en la orilla sur y otro en la norte, donde indígenas y
foráneos intercambian productos y ideas. Edeta, centro político y económico más cercano a
Valencia, utiliza Valencia como su puerto.
El solar de Valencia sería aprovechado como campos de silos de grano, como sucede en toda la
costa catalana y del sur de Francia, alrededor de la órbita de Ibiza, portaviones económico del
control fenicio-púnico que hace girar como satélites las poblaciones ibéricas del litoral.
En Valencia, alrededor de la mitad del siglo III a.C, se construye el templo-santuario ibérico. Este
templo domina el entramado portuario y ideológico. La empalizada de la calle cisneros, también
debemos relacionarla con este siglo, pero en época alrededior de la Guerra Púnica .
Arse-Saguntum, lleva la delantera comercial y acuña moneda, teniendo incluso armadores que
comercian con los griegos ampuritanos. Edeta se siente amenazada en sus intereses y choca en el
siglo IV a.C, como demuestra el Tos Pelat fortaleza arrasada en este momento, en el que Arse-
Sagunt se fortifica. Este malestar llegará al siglo III a.C, en el que he aportado un elemento clave, el
que Edeta fue la ciudad que Anibal ayudó (y no una ciudad lejana ciudad indígena andaluza), para
que con sus agravios manipulados, poder destruir Arse-Sagunt.
En el 205 a.C (cosa hasta ahora nunca dicha tampoco), es destruida Edeta como venganza. Los
edetanos ibéricos son obligados a bajar a Valencia, de ahi su nombre de Valencia de los edetanos.
Algo destacable también son las tres necropolis ibéricas de Valencia, junto con sus ustrina para
quemar los huesos. También he reconstruido el ritual, la evolución y las creencias funerarias
ibéricas desde la prehistoria gracias a la iconografía y los restos materiales, que también aparecen
en Valencia ciudad.
La guerra en Italia contra Aníbal termina y vienen a nuestro territorio gente de allí, de dos ciudades,
Valentia y Turia, que darán nombre a nuestra ciudad y río, así como la iconografía de las monedas
republicanas de Valencia. Esta iconografía se relaciona además con Quintus Máximus Fabius
Cunctator, que expulsó a Anibal de Italia, defendió a Arse-Sagunt ante el senado cartaginés antes de
su destrucción, y después recibió a la embajada saguntina que agradeció la destrucción de su
enemiga, Edeta.
Los que ayudaron a Aníbal en Italia fueron traidores, y sus cadáveres aparecen echados como perros
en la necrópolis de Valencia, y los gratos a Roma los encontramos en hipogeos ricos en ofrendas.
De este modo, las cerámicas, tesoros de monedas ibéricas en la ciudad que muestran temor, y los
hechos históricos muestran que los itálicos que se establecieron en Valencia, lo hicieron en la
década del 180 a.C, no en el 138 a.C que tan dañino ha sido para la historia de Valencia por su
errónea interpretación. Sin olvidar el paralelo como asentamiento que es Ca l'Arnau en Cataluña,
que ofrece unas termas gemelas de Valencia de la primera mitad del siglo II a.C y un urbanismo
equivalente al nuestro, asentamiento que no prosperaría.
En el 146 a.C con la destrucción de Cartago, coincide con la destrucción del templo ibérico cuyas
piedra serán reaprovechadas para convertirlo en lo que hoy se considera granero (horreum).
También se aportan los datos de la verdadera localización del muelle romano imperial de Valencia ,
de su puente, y del cardo (o eje principal que recorría la ciudad de Norte a sur hasta hoy también
equivocado).
Destaca también la reconstrucción y rectificación de los recorridos de los acueductos romanos de
Valencia y Saguntum, aportándose pruebas hasta hoy olvidadas, algunas de ellas monumentales,
como la del nacimiento del acueducto sur de Sagunt que empezaba en el río Túria, concretamente
en Vilamarxant (Valencia) y que es el precedente de la Acequia Real de Moncada. Es decir, los
romanos, crearon el sistema hidráulico valenciano, que los musulmanes adaptaron a sus propias
necesidades, seguidos por los cristianos.
Relacionado con esto, la destrucción de estos acueductos, vitales para la vida de las ciudades
romanas, como razón de gran peso, provocaron la huida de la población saguntina en el siglo V d.C
hacia un nuevo lugar, Almenara, donde hay agua fresca, creando el Punt del cid, la nueva Sagunt,
donde se acuña moneda con el nombre de Saguntum y se levantan murallas con restos de la
desaparecida Saguntum romana , ahora Murus veteris o muros antiguos. Al mismo tiempo se
levanta un lugar religiosos en los Estanys d'Almenara.
Valencia, con la llegada bizantina, se recupera en el siglo VI momentáneamente, saliendo un tiempo
de una crisis brutal que se observa en la arqueología de la ciudad. Ese siglo ofrece la creación de
edificios religiosos monumentales, abase del saqueo d ellos mejores bloques de edificios romanos
abandonados y también vemos la presencia del rey visigodo Leovigildo , en el 583 d.C, que
arrebata Valencia a los bizantinos y hace matar a su hijo, autoproclamado rey católico,
Hermenegildo, en Cullera (Valencia) donde se ha refugiado con su mujer e hijo pequeño,
confundiéndose esto con el mito de San Vicente Martir, cuyo cadáver se dice apareció también en
Cullera. De todo esto se ofrece la reconstrucción de los hechos.
También de esta cronología de la segunda mitad del siglo VI d.C, vemos la aparición de una nueva
ciudad amurallada, Valencia la vella, en Ribarroja del Túria, 24 km al este de Valencia cauce arriba
del río. La antigua Valencia no tiene murallas en esta época, la gente vive entre escombros romanos
y hacinados en la única muralla existente, el circo romano abandonado. Se decide desplazarse cerca
de donde nacen los acueductos, hay defensa, comida y vías naturales ganaderas. El abandono de
Valencia ciudad, coincide con el abandono bizantino de la Península (620). En la segunda mitad del
siglo VII d.C, Valencia es un cadáver solo acompañado de un puñado de familias marginales, y así,
en este siglo vemos aparecer la sustituta de la Valencia religiosa, el Plà de Nadal, un edificio que
aglutina la mayor colección d piezas de época visigoda valenciana y de carácter religioso, también
en Riba-rroja.
La presencia musulmana evita las nuevas ciudades de desplazados del Punt del Cid y Valencia la
Vella. Abd-al-Rahman al-Balansí (el valenciano), con la construcción de una Ruzafa en el casco
abandonado de Valencia a finales del siglo VIII, ofrece los primeros síntomas de recuperación del
casco urbano.
El siglo IX es el momento cuando se construye un nueva acequia de agua (primero desde la caída de
la ciudad, la acequia de Rovella), un molino (el más antiguo musulmán hasta ahora catalogado en
España, una noria, empezando así a recuperarse el sistema hidráulico .
En el 929-920, el punt del Cid y Valencia la Vella, son destruidos por Abd-al-Rahman III,
obligando a esa población cristiana (o conversa ya), a desplazarse a los nuevos centros islámicos,
esto es, a la nueva ciudad de Almenara, y a la antigua ciudad de Valencia, viéndose ya la
recuperación de Valencia (la del llano) como ya se observa en elementos de lujo como el capitel de
marmol valenciano encontrado en el Palacio Real de Valencia.
De época cristiana, un adn perfecto para poder reconstruir ese período a nivel constructivo lo
tenemos el Archivo de la ciudad de Valencia, que puede competir con los mejores del mundo en el
tema de la construcción medieval, gracias al detallismo con que se encuentran escritos todos los
materiales y personas.
Las canteras de diferentes tipos de piedra con sus importantes particularidades también quedan
señaladas, así como las procedencias de otros materiales como la cal, esparto (para capazos y
cuerdas), etc, y los nombres de miles de personas, su sexo, religión y procedencia, así como los días
de trabajo, descubriéndose que la mayoría de la gente que trabajaba en una obra, especialmente los
obreros sin otra preparación, solo estaban un dia o pocos más . Se puede reconstruir la población
masculina de las morerías de muchos pueblos valencianos, o de canteros de piedra de diferentes
lugares de la Península incluso extranjeros. Aportándose además, como en el año 1380, las
trabajadoras en la obra como obreras cobraron lo mismo que los hombres, algo que cuestiona la
imagen de discriminación de la mujer que teníamos y que muestra signos de mayor modernidad en
ese aspecto.
Acaba la tesis con las esférulas, concreciones minerales que he hallado en el río Palancia de hace
250 millones de años, del triásico inferior y que tienen sus paralelos más cercanos en Utah (EEUU)
y el planeta Marte. Estas aparecen también como piedra de construcción en construcciones romanas
y medievales al norte de Valencia, especialmente alrededor de Sagunt, y es el material más antiguo
en nuestro territorio, ofreciendo relaciones paralelas geológcas con otros lugares del planeta y
situándose, por ahora, como las esférulas más antiguas del planeta Tierra, emparentadas en muchos
aspectos con las encontradas en el planeta Marte.
Así, empieza la tesis en el espacio infinito y acaba en él. / Martí Matias, MR. (2014). El genoma de una ciudad: Valencia. (Bioarquitectura, orígenes hasta época foral) [Tesis doctoral]. Universitat Politècnica de València. https://doi.org/10.4995/Thesis/10251/43591

Identiferoai:union.ndltd.org:upv.es/oai:riunet.upv.es:10251/43591
Date27 October 2014
CreatorsMARTÍ MATIAS, MIQUEL RAMÓN
ContributorsBenito Goerlich, Daniel, Ramírez Blanco, Manuel Jesús, Universitat Politècnica de València. Departamento de Construcciones Arquitectónicas - Departament de Construccions Arquitectòniques
PublisherUniversitat Politècnica de València
Source SetsUniversitat Politècnica de València
LanguageSpanish
Detected LanguageSpanish
Typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesis, info:eu-repo/semantics/acceptedVersion
SourceRiunet
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